El primer estudio empírico del carácter social, y único, que realizaría Erich Fromm (EF) fue el del carácter social del campesino en Chiconcuac, municipio de Xochitepec, Morelos. Inició en 1957 y quedó plasmado en el libro Social Character in a Mexican Village. A Sociopsychoanalytical Study (1970) escrito por EF y Michael Maccoby (MM). En español, Sociopsicoanálisis del campesino mexicano (1973, FCE). En este estudio se aplicó una variante del cuestionario interpretativo que EF diseñó y aplicó a trabajadores alemanes en 1932, cuyos resultados nunca fueron publicados porque EF fue despedido del Instituto de Estudios Sociales de Fráncfort por su rechazo de algunas tesis de Freud. Para el estudio, EF contrató originalmente una pareja de antropólogos sociales que no aceptaban el concepto de carácter social y a los que terminó despidiendo. El estudio no hubiera concluido exitosamente sin la incorporación de MM en 1960. Al 95 por ciento de los adultos de Chiconcuac se les aplicó dicho cuestionario que permitió asignar puntajes y clasificarlos en la tipología caracterológica. Cada persona se clasificó en uno de tres caracteres en el proceso de asimilación (receptivo, explotador y acumulativo; el carácter mercantil como dominante en ningún caso). El carácter productivo no se clasificó como categoría independiente, sino que a cada persona se le calificó en una escala de productividad (de 1 a 6) que se “cruzó” con la orientación en el área de asimilación. El 10 por ciento tanto de hombres como de mujeres, quedaron con la calificación 6. Los hallazgos muestran que la productividad entre los hombres está asociada al carácter acumulativo y negativamente con el receptivo. Entre las mujeres no hay asociación empírica entre productividad y alguna de las orientaciones caracterológicas. Uniendo los puntajes 5 y 6 de productividad, los autores encontraron que de los hombres receptivos sólo 9 por ciento tenían esos puntajes, mientras lo alcanzaban 48 por ciento de los acumulativos y 40 por ciento de los explotadores. Los varones productivos en esta comunidad campesina son, sobre todo, los acumulativos, señalan EF y MM. Es necesario especificar que Chiconcuac está en la zona de influencia de un ingenio azucarero. Sólo una parte de los hombres poseen tierra ejidal, mientras poco más de la mitad carecen de ella y bien eran jornaleros o medieros. La influencia del ingenio hace que una decisión central para un campesino con acceso a tierra sea cultivar caña de azúcar o algo diferente.
Explican la presencia del tipo acumulativo-productivo por la influencia específica del modo de producción campesino que favorece la orientación acumulativa. Enumeran razones de esta adaptación entre modo de producción y carácter productivo-acumulativo: 1. Dadas las incertidumbres de clima y plagas, guardar parte de la cosecha para alimentos y semilla, acumular más que consumir, ha sido necesario desde el comienzo de la agricultura. La avaricia del campesino es racional. 2. El campesino casi siempre trabaja solo. Tiene que ser independiente y autodeterminado. 3. La actitud conservadora respecto a las innovaciones se basa en que, viviendo al borde de la subsistencia, la experimentación con nuevas cosechas es muy riesgosa. 4. El trabajo campesino requiere que la persona sea metódica y ordenada. 5. El campesino no puede acelerar el crecimiento de las plantas. Debe ser paciente. 6. Al vender, el campesino se confronta con un mercado incierto y con intermediarios codiciosos. Debe ser desconfiado. Como se aprecia, un análisis espléndido. Han mostrado, partiendo de las condiciones concretas del trabajo campesino, por qué el carácter acumulativo es el que mejor se ajusta y, por tanto, porque aparecen más rasgos de productividad en estos casos: “Las correlaciones entre las variables de carácter y las socioeconómicas son evidencia que la orientación acumulativa ha sido la mejor adaptada a las demandas de la agricultura campesina. Porque su carácter y su trabajo se ajustan uno al otro, el campesino acumulativo es probable que sea más productivo, más energético, sienta más confianza y esperanza que el campesino receptivo. Muchos receptivos se sienten débiles, dependientes e inferiores. Pueden tratar de compensar estos sentimientos actuando rudamente, probando que son ‘hombres’, pero este síndrome suele llevar al alcoholismo. Exploran: 1) Si el o los caracteres que se adaptan mejor a los requerimientos del modo de producción son más exitosos y prósperos, obteniendo una respuesta positiva. 2) “Si el modo de producción es un factor decisivo en la formación del carácter que se adapta a él”. Si el trabajo como campesino independiente tuvo éxito “en cambiar el carácter de los individuos receptivos que se volvieron ejidatarios”. Para contestar esta pregunta, comparan el carácter de los campesinos con y sin, tratando de encontrar si el ser ejidatario tiene algún impacto en términos de carácter. Su respuesta es negativa, no encontraron correlación estadística entre el carácter y ser o no ser ejidatario. Ante estos resultados, se preguntan ¿por qué no desarrollaron rasgos acumulativos los ejidatarios si estos son los más adecuados para el trabajo campesino libre? La respuesta principal está en la presencia del ingenio, lo que les permite a los ejidatarios elegir entre cultivos independientes o caña de azúcar y volverse dependientes del ingenio. La caña es mucho menos rentable que otros cultivos, especialmente el arroz. ¿Por qué entonces plantaría un ejidatario caña y no otros cultivos más rentables? El ingenio trata de estimular [el cultivo de caña] ofreciendo beneficios especiales (cuidados médicos gratuitos, seguro de vida, posibilidades de becas para enviar a sus hijos a escuelas técnicas o profesionales, y empleos para sus parientes). Aún más, el ingenio minimiza el trabajo para el campesino. El campesino productivo-acumulativo trabaja de una manera que maximiza el ingreso, mientras el receptivo-improductivo no lo hace. El campesino que planta solamente caña evita el trabajo duro y los riesgos, pero lo hace a expensas de sus ingresos. Su conducta implica una actitud diferente hacia el trabajo y una diferente estructura de carácter que el ejidatario que planta un mínimo de caña y usa el resto de su tierra para cultivos más productivos. El cultivo de la caña indica un campesino receptivo, improductivo, sumiso, y orientado a la madre. Este síndrome sugiere que la decisión de plantar caña no se debe sólo al deseo de evitar trabajo fatigante, sino que los ejidatarios que buscan la protección materna se sienten atraídos por la oferta de seguridad del ingenio, a costa de menores ingresos y de su independencia. Estos campesinos no son muy diferentes de los individuos de la sociedad industrial moderna que se vuelven dependientes del gobierno, de las empresas grandes o burocracias que les proveen un ingreso estable, seguro, y beneficios de retiro a cambio de ceder su independencia, señalan EF y MM. En su conjunto, el análisis llevado a cabo en Social Character es el tipo de análisis que se necesitaría para cualquier planteamiento sobre el carácter social, lo cual Fromm no hizo, más que de modo abstracto, en sus libros anteriores. El análisis abstracto de la alienación o de ciertos rasgos muy generales del modo de producción, tiene que complementarse con el análisis de las condiciones concretas del trabajo. La investigación empírica sistemática es un gran salto en el estudio del carácter social. Sin embargo, el estudio tuvo limitaciones, como el haber elegido una sola comunidad. Pero lo triste del asunto es que, salvo los trabajos posteriores de Maccoby, que analizaré en próximas entregas, no se creó una corriente de investigación importante.