Además de las bajas remuneraciones, los médicos residentes de Petróleos Mexicanos (Pemex) han tenido que aguantar jornadas extenuantes de trabajo, sometidos incluso a “insultos, humillaciones, malos tratos y un hostigamiento constante”, que han derivado en cuadros de depresión e intentos de suicidio, según cuentan quienes han pasado por estas situaciones.
En distintas entrevistas, los jóvenes que continúan con su formación profesional en los dos hospitales de la empresa estatal en la Ciudad de México y de quienes se omite su nombre por temor a represalias, aseguran que en promedio laboran de 80 a 100 horas a la semana, de las cuales al menos 36 son continuas, cuando les corresponde realizar una guardia, incumpliendo, señalan, con la Norma Oficial Mexicana NOM-EM-001-SSA3-2022 que regula su labor.
Pese a que se establece que las unidades médicas deben contar con áreas de descanso y aseo personal, después de dos años de especialidad “no tengo ni siquiera dónde bañarme o descansar”, asegura una joven quien desde hace dos años realiza un internado en el hospital Central Sur de Pemex.
Durante su larga estancia en los nosocomios, refieren, pasan la mayor parte del tiempo sin comer ni dormir.