Muchas zonas arqueológicas en el país están en manos privadas y, si bien se podrían iniciar juicios de expropiación por utilidad pública, esto “no resolvería el problema”, pues la corrupción que aún existe en el Poder Judicial posibilitaría que se dé la razón a los propietarios, señaló el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Interrogado en la mañanera de ayer sobre el sitio arqueológico de Polé, que está dentro del parque recreativo de la empresa turística Xcaret, en Quintana Roo, y que para conocerlo se debe pagar una entrada entre mil 500 y 2 mil pesos, el mandatario confirmó que varias de estas zonas pertenecen a particulares.
En este caso, remarcó que el grupo Xcaret “ha tenido mucha influencia política” en esa región, de ahí los elevados costos para el ingreso a sus instalaciones. Aunque confió en que sea la propia compañía la que reflexione y abra ese espacio arqueológico al público con un precio menor.
“Hay muchos sitios arqueológicos que se están restructurando o forman parte de ejidos. En el caso de Polé, Xcaret es una empresa dedicada al turismo. Estamos rescatando lo más que podemos. Lo de Uxmal es porque hay un propietario de la zona arqueológica, y desde luego podríamos iniciar un juicio de expropiación por utilidad pública, pero no nos va a resolver el problema, ya se ha hecho en otros casos y como hay mucha corrupción todavía en el Poder Judicial terminan dándole la razón a los propietarios.”
Incluso, remarcó, hay zonas arqueológicas que se encuentran en sitios declarados como reservas ecológicas o parques naturales y, aun así, son de particulares.
“Hay amparos, se inician juicios y luego en la Corte terminan dándole la razón, aunque sea una zona arqueológica, aunque se trate de Chichén Itzá, aunque les parezca increíble lo que les estoy diciendo.”
Tras esos fallos, agregó, el gobierno tenía que pagar no sólo una cantidad de acuerdo con el avalúo, sino también por los gastos del juicio, más intereses y otros recargos.
Destacó que, en el caso de la antigua ciudad maya de Uxmal, el propietario –al que agradeció– aceptó vender el espacio con base en el precio establecido en un avalúo hecho por el propio gobierno federal, en particular por la Secretaría de Hacienda, con lo que el sitio formará parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Refirió que hay otros sitios de la cultura maya en Quintana Roo que están en proceso de adquisición y que pertenecen a ejidos, como la gran ciudad maya de Ichkabal, ubicada a 40 kilómetros de Bacalar, y que se abrirá a los visitantes, pues el Tren Maya pasará a 30 kilómetros de ese sitio.
En 2007, La Jornada detalló que la empresa Promotora Xcaret firmó un convenio con el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a fin de “hacer muchas cosas de promoción cultural, pero con una línea clara y definida” (La Jornada 26/1/2007). La representante de relaciones públicas de dicha compañía señaló en aquel momento que la misión de Xcaret siempre ha sido “en favor de la cultura y la ecología, por encima del lucro”, y aseguró que “gracias a ellos”, el INAH realizó investigaciones en esa zona arqueológica, “además de recibir cada mes un donativo (de alrededor de 2 millones de pesos) para mantener el sitio en buen estado”.
Esta casa editorial documentó que en enero de 2012 el costo de entrada conjunta a los parques privados Xcaret y Xel-Ha era de más de 2 mil pesos por persona. Un tour de lujo a Tulum y Xel-Ha se vendía en hasta mil 700 pesos, operado por la misma empresa que administra los parques. El INAH, por su parte, cobraba sólo 85 pesos por la entrada a Tulum y Cobá, y 42 pesos a Xel-Ha (La Jornada 5/1/2012).
En la actualidad, el instituto tiene una taquilla independiente para el ingreso a Polé, sin embargo, tal como documentó este diario hace una década, muy pocas personas acuden exclusivamente a visitar este sitio arqueológico. Entre 2001 y 2012, sólo tuvo una afluencia de 172 visitantes.
(Con información de Daniel López)