Ciudad de México. Firme, sin ambages ni titubeos, la ministra Yasmín Esquivel determina: “Pese a los ataques no me retiro de la contienda por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Con las cartas sobre la mesa, la ministra se hace cargo de lo suyo, de la reforma al Poder Judicial, y de la lucha por acercar la ley en abstracto a la justicia, y denuncia que en la sucesión hay jugadores que intentan imponer a uno de sus agentes.
Ofrece datos: “Hay hoy, de acuerdo con la encuesta 2022 sobre victimización del Inegi, 67 por ciento de los mexicanos que no confían en la justicia. Es un tema alarmante porque si no tenemos justicia ni estado de derecho, no hay estabilidad.
“Es muy lamentable lo que sucede. La gente no confía en los jueces ni en los magistrados, o los ministros. Yo, a lo largo de mi carrera, tengo trabajo en tribunales desde 2000. “Después de más de 20 años de impartir justicia nos damos cuenta de que no hemos tenido la capacidad, los juzgadores, de llegar a las partes, de llegar a la gente que acude a nosotros.”
Vocación
La ministra, que aspira a presidir la Suprema Corte halló la justicia como un compromiso de vida desde sus estudios de preparatoria. “Había un maestro que impartía una clase de problemas sociales, políticos y económicos de México. Era un gran abogado, un gran orador. Él hablaba sobre la justicia, de dar a cada quien lo que le corresponde, la justicia social, y este maestro fue el que me inspiró a estudiar la licenciatura en derecho”.
Pero estudiar no era tarea fácil, para hacerlo tenía que cruzar la ciudad cuando menos dos veces al día, primero para llegar a su primer trabajo en instancias públicas, en la entonces delegación Coyoacán, desde Bosques de Aragón, en el nororiente de la ciudad, y luego de regreso hasta la entonces ENEP Aragón, donde adquiría los conocimientos profesionales de la carrera de leyes.
Para aquel tiempo Esquivel tenía claro que ningún sacrificio era tan importante como la meta de convertirse en abogada y luchar por las ideas de justicia que le inculcaron.
“No es lo mismo –asegura– la justicia que el apego a las leyes. El juez debe interpretar la ley para impartir justicia, porque cuando se aplica una ley ciega, se puede cometer una injusticia y voy a contar un caso muy representativo: “Antes de la reforma de 2011, yo era magistrada federal en materia agraria. La ley nos decía, en un caso de posesión de tierras, que el heredero de una propiedad en disputa era el que el titular había inscrito en el Registro Agrario Nacional, y resulta que era su hijo mayor.
“Durante la controversia acudieron a la Corte la madre de ese hijo mayor y las hijas, que eran quienes trabajaban la tierra. De acuerdo con la ley correspondía entregar la tierra al hijo mayor, que era el heredero, pero era una gran injusticia.
“El titular de las tierras, el hijo heredero, estaba privado de su libertad por delitos de carácter sexual. Entonces él no trabajaba las tierras. Las campesinas eran la mamá y las hijas, de esa tierra vivían, pero la ley nos obligaba a entregárselas al que estaba en la cárcel por delitos sexuales, y ya llevaba muchos años y además tenía a un abogado para que le quitaran las tierras a la madre y las hermanas.”
La ministra Esquivel es la primera de una familia de cinco hijas, una madre dedicada al hogar y un jefe de familia dueño de una pequeña agencia de viajes, que sostenía los gastos para salir adelante.
–De pronto nos damos cuenta de que algún juez libera a un asesino y lo hace sin ningún cargo ni de conciencia, y nos enteramos de hechos de corrupción y frente a eso estamos los ciudadanos en busca de justicia ¿qué hacer?
“Ese es el reto, así lo he presentado en mi proyecto hacia la reforma al Poder Judicial, hacia la Presidencia de la Suprema Corte, se trata de sentar las bases que nos permitan que cambie la percepción entre la gente de lo que es el Poder Judicial.
“Tenemos un adeudo con la sociedad, tenemos que sensibilizar y concientizar a nuestros jueces para que la justicia sea inmediata, y además cercana, sensible para que se traduzca en la justicia social que necesitamos. A nosotros no nos toca hacer las políticas públicas, pero sí nos toca decidir, en cada uno de los expedientes, quién tiene la razón, y hacerlo sin la intervención de agentes externos que puedan incidir en la determinación del juez, por eso es necesario un Poder Judicial independiente, fuerte, muy fortalecido, para que resuelva en conciencia y no se deje influenciar por intereses ajenos a los que existen únicamente en los expedientes, y que no haya esos agentes externos que pueden ser agentes políticos, económicos, sociales, familiares; es necesario despojarse de todo eso para resolver en conciencia cada uno de los asuntos.”
–Sí, te culpan de ser la candidata del Presidente, y por eso te atacan, pero además parece que lo hacen porque si tú eres la garante de la reforma al Poder Judicial, es decir, del cambio, deben tener miedo a perder los privilegios que aún les quedan, ¿no te parece?
–Tengo una carrera de más de 35 años. Tuve la oportunidad de conocer al presidente López Obrador en 2015, y entonces platicamos de algunos temas de carácter nacional, sobre justicia, seguridad. También he sido examinada por el Senado en dos ocasiones para la aprobación de un par de nombramientos, y también por el ahora Congreso de la Ciudad de México. Esos organismos han revisado mi carrera, han analizado y revisado mis antecedentes y han determinado aprobarme en cada uno de esos puestos.
“El ataque mediático por parte de fuerzas ajenas a los ministros es porque tratan de incidir descalificándome. Es un ataque artero, una agresión en redes sociales donde me descalifican para que no participe o no tenga yo la posibilidad de presidir –sería la primera vez que una mujer presida– el Poder Judicial de la Federación; sin embargo, ya estamos acostumbrados, los juzgadores, a ese tipo de presiones de exterior, a este tipo de situaciones y no nos dejamos influir por este tipo de ataques que lo único que quieren es demeritar y desacreditar a una de las contendientes que tiene un programa fuerte, un proyecto sólido para que ocurra este cambio y que la gente vuelva a confiar en la justicia.
“Evidentemente esto es una guerra política, porque se trata de romper el statu quo que se ha mantenido durante mucho tiempo y que no ha permitido que la justicia pueda permear hacia abajo, que es lo que la gente espera”.
–Hay cosas muy vistas, como por ejemplo que el Poder Judicial ampara a ciertos grupos, esos que no estarían de acuerdo con que se hiciera justicia en todos los ámbitos del país, ¿siente que esos poderes están influyendo en la elección dentro de la SCJN?
–No influyen, pero están jugando, y son esos que no permiten, o que no quieren permitir, que pueda permear esa justicia y esa independencia que necesitamos dentro del Poder Judicial, es decir, esos cambios que se requieren, porque quieren que las cosas se queden como están y para eso buscan imponer a un candidato o candidata de acuerdo a sus intereses.
“Eso evidentemente, existe; sin embargo, yo estoy convencida que los ministros y ministras no se van a dejar influenciar porque ya nos conocemos, ya sabemos quiénes somos, ya sabemos cuál es el proyecto de trabajo de cada uno, y seguramente votarán en conciencia.”