Río de Janeiro., La Policía Civil del Distrito Federal de Brasil inició ayer la búsqueda de Alan Diego Rodrigues, un segundo sospechoso del intento de atentado terrorista en los alrededores del aeropuerto de la ciudad, luego de que George Washington de Oliveira Sousa, seguidor del presidente Jair Bolsonaro, intentó explotar un camión cargado de combustible.
Según informaciones adelantadas por el diario Correio Braziliense, el hombre de 32 años fue el encargado de transportar el paquete bomba hasta el camión, según las confesiones del primer detenido a la policía.
El primer arrestado, De Oliveira Sousa, quien ya fue trasladado a una cárcel de máxima seguridad, reveló que en un primer momento la encargada de transportar la bomba era una mujer, pero que se arrepintió en el último momento y entonces se ofreció Rodrigues.
El presidente electo de izquierda, Luiz Inácio Lula da Silva, hizo un llamado a la calma luego de que De Oliveira Sousa fue transferido al centro penitenciario de máxima seguridad de Papuda.
El sujeto dijo que se inspiró para realizar el atentado en el llamado a armarse hecho por Bolsonaro, para crear un arsenal, según una copia de su testimonio policial vista por la agencia Reuters.
De Oliveira Sousa fue detenido el sábado, un día después de que la policía dijo que frustró su plan para hacer estallar un artefacto explosivo cerca del aeropuerto de Brasilia. El incidente añadió una nueva dimensión a la violencia poselectoral en Brasil, donde la tensión sigue alta tras las elecciones más reñidas en décadas.
El ministro de Justicia entrante, Flavio Dino, dijo en una entrevista televisiva ayer que será necesario reforzar la seguridad para la to-ma de posesión el domingo próximo del presidente Lula da Silva, quien derrotó a Bolsonaro.
“No permitiremos el terrorismo político”
“No estamos hablando de un lobo solitario”, dijo Dino sobre Sousa. “Hay gente poderosa detrás de esto y la policía investigará. No permitiremos el terrorismo político en Brasil”. El primer abogado de Sousa, Wallison dos Reis Pereira, indicó que confesó y estaba cooperando con la policía. Su actual abogado, Jorge Chediak, señaló que aún no hablalaba con Sousa, pero afirmó que su confesión a la policía estaba llena de “contradicciones”.
Sousa, de 54 años y gerente de una gasolinera del norteño estado de Pará, dijo a la policía que la siembra de dudas electorales por parte de Bolsonaro inspiró su viaje a la capital el 12 de diciembre. Tras llegar a Brasilia, se unió a una acampada de partidarios de Bolsonaro frente al cuartel general del ejército que pedían un golpe de Estado.
“Mi viaje a Brasilia fue para unirme a las protestas frente al cuartel general del ejército y esperar a que las fuerzas armadas me autorizaran a tomar las armas y destruir el comunismo”, explicó, según la copia de su testimonio. Sousa dijo que se había convertido en un propietario de armas registrado en octubre del año pasado, uniéndose a un grupo que se ha sextuplicado a casi 700 mil personas desde que Bolsonaro fue electo en 2018 y comenzó a flexibilizar las leyes sobre posesión de armamento.
El ejecutivo dijo que había invertido casi 160 mil reales (30 mil 800 dólares) desde entonces en su arsenal. Llevó dos escopetas calibre 12, dos revólveres, tres pistolas, un rifle, más de mil cartuchos y cinco cartuchos de dinamita en su viaje a Brasilia.
“Lo que me motivó a comprar las armas fueron las palabras de Bolsonaro, quien siempre enfatizó en la importancia de que los civiles estuviesen armados diciendo: 'Una población armada nunca será esclavizada'”, señaló Sousa.