Las estimaciones oficiales apuntan a que 2022 cerrará con un acumulado cercano a 60 mil millones de dólares en remesas de los heroicos paisanos, siempre en apoyo de sus respectivas familias y, de pasadita, a la misma economía que los expulsó del país por la falta de oportunidades. A lo largo de los años, especialmente durante la tenebrosa docena perdida (los gobiernos de Fox y Calderón), millones de mexicanos partieron rumbo al norte en búsqueda de mejores perspectivas de vida.
A estas alturas, alrededor de 40 por ciento de las remesas captadas por América Latina (60 mil de 142 mil millones de dólares estimados por el Banco Mundial para el presente año, aunque ese monto podría incrementarse ya con cifras definitivas) termina “inyectado” en la economía mexicana, sin olvidar que en los últimos ocho años el monto de esas remesas aumentó 140 por ciento, mientras las destinadas a Latinoamérica se incrementaron 109 por ciento, de acuerdo con la misma fuente de información, la cual revela que América Latina ocupa la segunda posición mundial, sólo por debajo de los países del sureste asiático, que captarían 163 mil millones de dólares.
En días pasados, el presidente López Obrador dijo que “el emigrante es un ser excepcional, el emigrante en el mundo. Son mucha pieza. Son como nuestros paisanos: estamos por terminar el año y andamos muy cerca de 60 mil millones de dólares enviados a sus familiares. Se han portado a la altura. Qué tristeza, ¿no?, tuvieron que irse porque no había opciones, no había oportunidades de trabajo y, en algunos casos, por la violencia, se van allá a enfrentar todo, a buscar algo que mitigue su hambre, su pobreza, corriendo todos los riesgos; salen adelante y no se olvidan de México y de sus familias, y están enviando apoyo. No hay ninguna fuente de ingreso más importante en el país que los cerca de 60 mil millones de dólares de las remesas. Entonces, muchas gracias a nuestros paisanos”.
Pues bien, recientemente el Banco Mundial divulgó su informe temático global, en el que destaca que “las remesas son fuente esencial para los hogares de los países de ingreso bajo y mediano. Alivian la pobreza y mejoran los resultados nutricionales; los estudios indican que las remesas ayudan a los hogares receptores a fortalecer su capacidad de resistencia, por ejemplo, a través del financiamiento de una vivienda más adecuada, y les permiten afrontar las pérdidas después de un desastre”.
En su informe, la institución financiera señala que en 2022 los flujos de remesas a las regiones en desarrollo “se vieron afectados por varios factores. A medida que la pandemia de covid-19 disminuía, la reapertura de las economías receptoras respaldó el empleo de los migrantes y su capacidad para continuar ayudando a sus familias en su país de origen. El aumento de los precios, por otra parte, incidió de manera adversa en los ingresos reales de los migrantes. Otro factor que influye en el valor de las remesas es la valorización del rublo, que se tradujo en un mayor valor, en términos del dólar estadunidense, de las remesas procedentes de Rusia con destino a Asia central. En el caso de Europa, el debilitamiento del euro tuvo el efecto opuesto de reducir el valor en dólares estadunidenses de los flujos de remesas con destino al norte de África y a otros países. En los países que sufrieron escasez de divisas y establecieron múltiples tipos de cambio, los flujos de remesas registrados oficialmente disminuyeron a medida que se optaba por efectuar las remesas a través de canales alternativos que ofrecían tipos de cambio más convenientes”.
Según el Banco Mundial, en 2022 las remesas destinadas a América Latina y el Caribe aumentaron 9.3 por ciento, hasta alcanzar 142 mil millones de dólares. Los datos de los primeros nueve meses del año indican un aumento de 45 por ciento para Nicaragua; Guatemala, 20 por ciento, y México, 15 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Crece el número de priístas que impugnan la “sorpresiva y artera” acción del impresentable Alito quien, sin más, “reformó” los estatutos partidarios para extender su estancia en la presidencia del otrora “poderoso” tricolor. Hasta el momento son cuatro (Dulce María Sauri, Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu y Pedro Joaquín Coldwell) los quejosos ante la “justicia” interna y, de no obtener respuesta positiva a sus reclamos, recurrirán a las instancias federales. Pero no tiene culpa el salvaje, sino quien lo hizo presidente.