El escritor Tryno Maldonado encara en su novela Los demonios el semblante de la muerte que se asoma casi a diario en las minas, con una monumental historia que abarca más de mil 500 páginas. “Aunque es ficción, me gustaría que quedara también impresa la sensación de realidad; esto pudo haber pasado en cualquier mina de aquí, en Oaxaca, donde también hay mucha tradición de lucha, como ha ocurrido en Cuzcatlán o San Pablo Cuatro Venados”, cuenta el autor en entrevista.
Diez años de labor para presentar este trabajo literario, también se conformó con la cercanía con comunidades en resistencia, la convivencia con las familias de Ayotzinapa y desde hace más de una década vive en Oaxaca. “La literatura de pronto me quedaba edulcorada”, relata, después de conocer las experiencias de asambleas y la organización de los pueblos. Mientras escribía poco a poco la novela, “todo iba generando resonancia”, donde “aprendí la labor de escuchar”.
El lector se acerca a esta cara de la realidad nacional de extracción de metales y las condiciones humanas que se viven gracias a la voz narradora de un joven médico que trabaja en una minera trasnacional en la Sierra Norte de Oaxaca. El brutal asesinato de una mujer es el inicio del vertiginoso descenso al inframundo.
“Hice el trabajo de campo de este libro cuando estaba joven y fui a trabajar a una mina, con las condiciones de este mundo subterráneo”. Ahí conoció el nivel de abusos cotidianos contra los trabajadores y las comunidades. Tryno Maldonado considera que hacer una crónica sería menos efectivo, pues “tenemos tantas dosis de realidad todos los días, que a lo mejor por la vastedad nos rebasa”. En cambio, decidió escribir una novela: “Si lo traduces en arte, tiene esa capacidad de contundencia o de llevar un mensaje con un lenguaje que estremece y se queda impregnado, en vez de hacer un panfleto”.
Las editoriales se rezagan
Apenas hace unas semanas salió a la luz el primero de tres volúmenes, descomunal trabajo de una década, “complejo a nivel técnico y por su extensión, porque no cabía en un solo libro”. Para Los demonios decidió un nuevo camino: una edición autogestiva y artesanal, que financió con un llamado a los lectores para conseguir recursos. El primer paquete de libros ya se está entregando, además de una nueva edición que se vende y distribuye a través de Amazon.
“Vi que las editoriales se están quedando cortas ante las nuevas plataformas y escrituras, nuevos ejercicios como este de fondeo colectivo que lancé y al que respondieron de forma muy sorprendente”. También significó un nuevo nivel de hacedor de libros, pues “la versión artesanal la encuaderné yo mismo; fue otro aprendizaje el de cortar el papel, hacer el refilado, encuadernar; también está cosida”.
Nacido en Zacatecas, el autor de 45 años publicó su trabajo de ficción Temporada de caza para el león negro (2009) en la editorial Anagrama, en tanto Metales pesados (2011) y Teoría de las catástrofes (2012) con Alfaguara. Además, de la crónica Ayotzinapa: El rostro de los desaparecidos en 2015, sobre su experiencia cercana con los familiares de los jóvenes normalistas de Guerrero.
Ahora, con este camino de autogestión editorial, “al final ganas libertad en el formato. Me imagino que a alguna de estas editoriales yo no les sería mercantilmente viable. Siempre había ambicionado escribir una novela de estas características, que englobara el espíritu de una época, y no hubiera salido por ese caminito comercial”.
Agrega: “Tampoco trato de satanizar la vía tradicional de salida de libros, porque ayuda un montón a visibilizar tu obra. Ya he pasado por editoriales que tienen todo ese aparato que te arropa, te distribuye y da difusión. Pero justo ahora sentía que me limitaba más esa vía”.
Un trabajo que empezó a los 34 años llevó un largo camino de vida, “me obligó a confrontarme como escritor a los 45; también fue un ejercicio de leerme a mí mismo, de rescribir desde el presente”. Los siguientes dos volúmenes, cada uno de casi 500 páginas, ya están listos; aunque comenzarán a distribuirse en marzo de 2023, ya es posible apartarlos en la plataforma de Amazon, en versión digital o impresa.
“Vamos a emancipar la novela del formato del libro” fue la tarea a la que se lanzó con una novela monumental por su tamaño. “La tradición que me gusta es la llamada gran novela”, inspiración de su propia obra Los demonios, “sin ánimo de compararla, la mía es extensa nada más”.
El autor recuerda, por ejemplo, Moby Dick de Melville, Las uvas de la ira de Steinbeck, Meridiano de sangre de McCarthy o el propio Dostoyevski. “El reto está en la responsabilidad de dar a los lectores algo que sea legible, pues si le van a entrar al pacto de leer una novela como esta, hay que volvérselas interesante, con hallazgos en el lenguaje, en la trama, en los mismos personajes tratados también con dignidad, y al mismo tiempo problematizar los temas que me interesan”.