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Economía

2022-12-23 06:00

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El presidente estadunidense, Joe Biden, recibió el miércoles a su homólogo ucranio, Volodymir Zelensky, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington.
El presidente estadunidense, Joe Biden, recibió el miércoles a su homólogo ucranio, Volodymir Zelensky, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington. Foto Afp
Periódico La Jornada
viernes 23 de diciembre de 2022 , p. 14

No deja de sonar la caja registradora de Volodymir Zelensky, el payasito de la tele que devino presidente de Ucrania. Miles y miles de millones de dólares (en deuda, “apoyos desinteresados” y, especialmente, armamento) han sido “trasladados” (“invertidos”, dice el cómico) para nutrir la guerra, en el entendido de que Estados Unidos y sus “amigos” de la Unión Europea ponen el dinero y Ucrania los muertos. Con lo civilizado y productivo que hubiera sido respetar y cumplir los compromisos y acuerdos con Rusia (y antes con la Unión Soviética) para evitar la conflagración, especialmente el relativo a que la OTAN no avanzaría “una pulgada” hacia el este del viejo continente, cuando lo cierto es que aquélla recorrió cientos de kilómetros hacia esa posición y ese es el quid de lo que hoy, como humanidad, atestiguamos.

Diez meses después del estallido de la guerra en Ucrania queda claro –por si a estas alturas alguien lo dudara– que Estados Unidos es el principal obstáculo para alcanzar la paz, mientras los siempre “solidarios” gobiernos comunitarios pagan con creces y con crisis su decisión de seguir al pie de la letra las instrucciones de Washington. Tanto tiempo y trabajo que a los europeos llevó consolidar su unión, para que de inmediato se arrodillaran ante el inquilino en turno de la Casa Blanca y sirvieran a sus intereses como perritos falderos.

En Washington, el presidente Joe Biden recibió a Zelensky con dos “pacifistas” regalos (que los ucranios pagarán de aquí a la eternidad): mil 850 millones de dólares adicionales de fondos presupuestados (“incluido por primera vez el avanzado sistema de defensa antiaérea Patriot, capaz de derribar misiles de crucero y misiles balísticos de corto alcance”) y el anuncio de que el Congreso estadunidense “prepara un nuevo paquete de 45 mil millones de dólares en asistencia para Kiev”, de tal suerte que la “ayuda” acumulada superará los 100 mil millones de dólares, y contando. Por lo menos esas son las cifras públicas, quién sabe por abajo del agua. Eso sí, la Unión Europea “aplaudió el viaje del mandatario ucranio” ( La Jornada), mientras su población pasa las de Caín por la decisiones de sus dirigentes.

Dado que Zelensky viajó “a Washington en secreto”, a Joe Biden no se le ocurrió mejor idea que publicar en Twitter un cariñoso mensaje: “America welcomes you, mister president”. ¿América, es decir, el continente americano? Pues no, porque los gringos hasta eso se han robado: por sus calzones, América es Estados Unidos y el resto de las naciones del sur continental son simples integrantes de lo que de forma aberrante consideran su patio trasero.

Lo anterior motivó un comentario del presidente López Obrador, porque los gringos de plano se niegan a superarlo: “ayer mismo llega el presidente de Ucrania y mi presidente –porque lo estimo– de Estados Unidos, y que además me dice constantemente que debemos tener una relación con un pie de igualdad, y pone en su Twitter, le dice al presidente de Ucrania: ‘Bienvenido a América’. ¿Qué pasó, presidente Biden? Con todo respeto, América somos todos. Y suele pasar que en Europa y en otras partes cuando se habla de América pues es Estados Unidos, pero América es Perú, Guatemala, Belice, México… Y no digo que no se le dé la bienvenida a un presidente, lo que no me gusta es el modito. ¿Cómo bienvenido a América? Vamos a empezar ya por cambiar eso. Necesitamos seguir avanzando, porque esa política –dice la canción que es más fuerte la costumbre que el amor– lleva dos siglos, la Doctrina Monroe, que América para los americanos”.

Por ello, el mandatario mexicano detalló que entre los puntos a tratar en su ya próximo encuentro con Biden destaca, “precisamente, que ya no haya injerencismo, que no sucedan estas cosas como la de Perú, porque estén involucrados o no los estadunidenses en ese país, hay sospechas, porque ni siquiera cuidan las formas. El primer mensaje después de la destitución del presidente Castillo fue el de la embajadora de Estados Unidos en Perú, y luego, cuando declaran estado de emergencia, va la embajadora a entrevistarse con la presidenta nombrada por el Congreso en el palacio de Lima. Entonces, ya no poner-quitar gobiernos en América Latina al antojo de nadie, respetar la soberanía de los pueblos, caminar juntos, no vernos como adversarios, mucho menos como enemigos, tratarnos como aliados en todos los países de América”.

Las rebanadas del pastel

Para superar el atraso, a Joe Biden y sus halcones nada mal les caerían unas clases de geografía e historia.

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