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Cultura

2022-12-23 09:02

Analiza INAH "mejor estrategia" para revertir posibles daños a El Tajín

Durante un recorrido que hizo ayer 'La Jornada' por la zona arqueológica de El Tajín se pudo observar la presencia de una docena de vendedores ambulantes.
Durante un recorrido que hizo ayer 'La Jornada' por la zona arqueológica de El Tajín se pudo observar la presencia de una docena de vendedores ambulantes. Foto Sergio Hernández Vega

Xalapa, Ver. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) envió este jueves un comunicado en el que informó que en los próximos días, una vez concluido el dictamen acerca del incendio ocurrido en la zona de murales del sitio arqueológico de El Tajín, en Veracruz, “los especialistas determinarán la mejor estrategia de intervención a fin de revertir los posibles daños e iniciar a la brevedad las tareas de restauración de este valioso testimonio de la cultura totonaca”.

En un recorrido realizado por La Jornada, trabajadores del sitio señalaron que hacen falta custodios en el lugar. En la noche, explicaron, hay una sola persona “que se queda en la entrada principal, mientras otras áreas –como donde ocurrió el incendio– se encuentran sin vigilancia nocturna”.

Agregaron que desde 2016 se solicitó al instituto ampliar el número de custodios en todas las zonas arqueológicas del estado (como Coxquihui, Tres Zapotes y las Higueras); “tan sólo en El Tajín se necesitan 25 más, pues los 22 que actualmente laboran ahí sólo trabajan de día”.

Toda la poligonal de El Tajín tiene una extensión de mil 221 hectáreas y es imposible que una sola persona, en la vigilancia nocturna, cubra todo.

Museo cerrado

No obstante que ya se levantó la emergencia sanitaria por covid-19 en el estado, la administración de la zona arqueológica de El Tajín ya cumplió tres años con el museo de sitio cerrado. Desde el exterior se puede observar que dentro hay piezas arqueológicas tapadas con bolsas plásticas; los visitantes sólo pueden asomarse por la ventana para intentar apreciar algunos de esos objetos.

“Las mamparas están viejas, hay piezas arqueológicas que se han caído, porque los soportes se pudrieron –y en lugar de reponerlas– las levantan y las llevan a la bodega”, dijo Xochihua Ibarra, uno de los trabajadores de la zona.

En el recorrido que hizo este diario se observó que se mantienen las restricciones al paso libre de los visitantes; para la salida de las personas se improvisó un camino de terracería –piedra suelta y polvo– que dificulta el tránsito a las personas de edad avanzada, mujeres embarazadas y personas con discapacidad.

En el recorrido también se pudo ver a una docena de vendedores ambulantes apostados en la zona arqueológica, lo cual antes de la pandemia no ocurría.

Organizaciones y representantes gremiales del sector cultura, entre ellos el Sindicato Nacional de Restauradores del INAH, difundieron ayer comunicados en los que “repudian” lo que llamaron “actos vandálicos” efectuados la víspera en la zona arqueológica de El Tajín, donde un grupo de desconocidos incendió en la madrugada el área de murales ubicada en el Edificio I.

Focos rojos

Consideraron que lo ocurrido ahí, junto con el hallazgo de una persona sin vida hace una semana en Teotihuacan (junto a la pirámide de la Luna), deben ser tomados como “focos rojos” del nivel de inseguridad que hay en ciertas zonas arqueológicas del país.

Sin embargo, el INAH, mediante Ulises Leyva, de la dirección de comunicación social, señaló a La Jornada que el asunto del cadáver en Teotihuacan “es un hecho aislado que sucedió en un área restringida y en un horario fuera de la visita pública. Esta zona arqueológica es un sitio de gran valor patrimonial y cultural, que cuenta con las condiciones y recursos necesarios para ofrecer una experiencia disfrutable y segura para sus visitantes y para el personal que ahí labora”.

En Teotihuacan, trabajadores del INAH informaron que han denunciado a las autoridades de ese organismo “el mal funcionamiento de la seguridad” en esa zona arqueológica.

Sobre todo, alertaron de la operación de bares y antros ubicados en el empedrado arqueológico que funcionan hasta altas horas de la noche, así como de agresiones al turismo, venta de alcohol, incluso adulterado, riñas constantes, asaltos y la operación de distribuidores de droga, sobre todo los fines de semana, todas, situaciones que se registran en las inmediaciones del sitio prehispánico, afirman representantes sindicales y vecinos del lugar.

“Los bares ya se salieron de control; constantemente hay pleitos, sobre todo en la madrugada, pasan las patrullas y no les dicen nada. Ya no sabemos si es una zona arqueológica, ceremonial o de antros. La inseguridad es constante; en lo que va del año ya van tres muertos. En mayo pasado hubo uno en una nopalera por sobredosis, otro fue baleado. Pero no pasa nada, no vemos que pase nada”, lamentaron los vecinos, quienes agregaron que tal situación no ha podido ser erradicada ni con la presencia de la Guardia Nacional.

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