Los deportes fundan mitos y sus propias mitologías. Franco Harris, quien murió a los 72 años por causas no especificadas, es un caso ejemplar. Fue el corredor que detonó la década de éxitos de los Acereros en los años 70 del siglo pasado; una figura en el equipo que se convirtió en emblema de la ciudad de Pittsburgh, cuyo aeropuerto tiene una estatua que simboliza la “inmaculada recepción”, la cual cumple mañana medio siglo de que sacudió a la NFL. Esa polémica jugada inmortalizó a Harris y creó su leyenda. El sábado el equipo donde se consagró retiraría el número 32 que portó en campaña.
Remontarse a aquella hazaña en el emparrillado del extinto estadio Three Rivers el 23 de diciembre de 1972 también ofrece una perspectiva del desarrollo que han tenido los deportes masivos, sus formas de realizarse en el tiempo y la tecnología que involucran. Aquella jugada quizás habría sido resuelta en un parpadeo con los recursos actuales, pero en aquella década el partido se detuvo un cuarto de hora para que los jueces deliberaran, mientras los aficionados invadían la cancha a la espera del veredicto que cambiaría el resultado. Esa fue la primera victoria del equipo en una postemporada. Se especula que el touchdown que representó la “inmaculada recepción” fue dado por bueno por la presión del público local y el temor de que aquello se saliera de las manos. Un escenario que hoy parece imposible ante las producciones milimétricas del futbol americano profesional en Estados Unidos.
Los Acereros eran una franquicia que sólo acumulaba fracasos, pues desde su fundación en los años 30, no había nada que presumir en su vitrinas. Cuatro décadas de mediocridad en las que sólo contaban con un juego de playoffs, que perdieron ante Filadelfia, hasta la llegada de los años 70, la época dorada de Pittsburgh.
Ese duelo del 23 de diciembre de 1972 era contra los poderosos Raiders de Oakland, quienes ganaban por 7-6 a sólo 22 segundos del final del último cuarto. El mariscal era presionado por la línea defensiva y apuró el pase al receptor Frency Fuqua, pero el rival Jack Tatum lo golpeó e impidió que atrapara el ovoide.
El balón quedó perdido pero Harris lo atrapó de manera increíble para emprender una carrera desde la yarda 45 para anotar y darle la victoria a Pittsburgh. Ahí empezó el conflicto, porque existía la duda de que el ovoide había tocado el suelo y por tanto la anotación era inválida. Las cámaras que registraban el partido no permitieron decidir si efectivamente se trataba de un down o si Franco había atrapado de manera milagrosa. La jugada se dio por buena y dio inicio una década de gloria.
“Esa jugada realmente representa a nuestros equipos de los 70”, dijo Harris cuando fue elegida la más destacada en la historia de la NFL en el centenario de la Liga en 2020.
Aunque tras la histórica jugada, los Acereros perdieron la siguiente semana ante Miami en el campeonato de la AFC, Pittsburgh inició el camino para convertirse en el equipo dominante de la década de los 70, en la que ganó cuatro Supertazones, en 1974 y 1975, y nuevamente en 1978 y 1979. Y todo empezó con Franco Harris, el inmaculado receptor.
(Con información de Ap)