Doha. La próxima Copa del Mundo mira a lo grande. Tras una edición, este año, concentrada en medio del calendario y en una sola ciudad, Doha, la cita en 2026 se celebrará en todo el subcontinente norteamericano –México, Canadá y Estados Unidos– con la participación, por primera vez, de 48 equipos.
Una delegación diplomática de los tres países que compartirán la próxima sede recibió ayer de manera simbólica la misión organizadora, durante una ceremonia previa a la final que conquistó Argentina.
“No podríamos estar más emocionados”, dijo Linda Greenfield, delegada presidencial de Estados Unidos. “Estamos trabajando ya en los preparativos para 2026 y estamos ansiosos por dar la bienvenida a los aficionados de todo el mundo”.
Greenfield dijo a la jequesa Alya Al Thani, catarí y también embajadora ante Naciones Unidas, que el anfitrión actual había “fijado altos estándares de organización”.
“Lo más importante de recordar es que el Mundial trasciende a muchas cosas y desempeña un papel excepcional para unir a la gente y a los países, así como para crear amistades duraderas”, dijo Al Thani.
El torneo de 2026 se disputará en 16 ciudades: 11 en Estados Unidos, tres en México y dos en Canadá.
La edición 23 de la Copa del Mundo comenzará en apenas tres años y medio y participarán casi un tercio de los países afiliados a la FIFA, después de tres décadas de un torneo disputado en formato de 32 selecciones.
El número de naciones participantes en el mayor torneo futbolístico ha ido variando y ampliándose a lo largo del tiempo: de los 13 equipos en la primera edición en 1930, a los 16 hasta 1978, ampliados a 24 hasta 1994 y los 32 desde esa edición.
Este cambio concretiza la primera gran reforma del presidente de la FIFA Gianni Infantino, adoptada en 2017, aunque está amenazada por los desafíos logísticos que supone organizar 100 juegos en lugar de los 64 habituales desde 1998.
La nueva repartición por confederaciones favorece a África y Asia: nueve plazas (por las cinco actuales) para los africanos; ocho (por 4.5) para los asiáticos, y una para Oceanía, que hasta ahora sólo poseía una en el repechaje.
Europa, a su vez, pasará de 13 representantes a 16, Sudamérica de 4.5 a seis, y la Concacaf tendrá un total de seis equipos (contando los tres anfitriones), por los 3.5 actuales. Los últimos dos billetes se distribuirán a través de los repechajes.
Queda aún por definir el formato de competencia. Al comienzo, la FIFA tenía pensados 16 grupos de tres equipos cada uno, con dos clasificados por llave y los cruces a partir de los dieciseisavos de final.
Esta fórmula permitía mantener la misma cifra máxima de partidos para los equipos (siete para los finalistas), con un total de 80 juegos, pero tenía el peligro de pactos entre equipos para clasificarse ambos en el tercer encuentro de la primera fase.