La competencia lingüística de cualquier mortal se enfrenta a limitantes inimaginables cuando se intentan encontrar calificativos que describan el Duomo de Milán. Duomo tiene origen del latín, cuyo significado es casa con orientación religiosa, como la Casa de Dios.
En Italia así son designadas las catedrales. Una especie de continuo espasmo del cual hay que recuperarse permanentemente mientras se recorren sus instalaciones una vez superado el impacto visual ante la majestuosidad de su fachada, revestida de un mármol blanco jaspeado en tonos rosados, especialmente extraído de las canteras de Candoglia, también en el norte.
Mencionar las dimensiones puede dar una idea de la majestuosidad de este templo. Longitud de 159 por 93 metros, superficie de 11 mil 700 metros cuadrados y su interior alberga hasta 40 mil personas, 135 pináculos que parecen rozar los límites celestiales, 3 mil 400 estatuas de las cuales 2 mil 300 se encuentran en el exterior.
El pináculo mayor cuenta con una altura de 108 metros, coronado con la figura del símbolo de Milán, la Madonnina –Virgencita–, una estatua de cobre de más de cuatro metros revestida en oro que representa el momento de la asunción de la Virgen María a los cielos. Su nombre oficial es Basílica Catedral Metropolitana de la Natividad de la Beata Virgen María.
Un dato interesante es una ley que prohíbe en Milán realizar construcciones con una altura mayor a los 108 metros de la Madonnina, reluciente en el cielo de Milán y visible desde toda la ciudad. Nada puede estar por encima de ella, guardiana y protectora de la urbe. Este fue por mucho tiempo el punto mas alto aquí y existía una ley que no permitía la construcción de edificio que superara esta altura.
Los rascacielos comenzaron a ser parte imprescindible del paisaje de las grandes capitales en el mundo. En Milán, aquellos edificios que rebasen la altura del Duomo han de colocar una Madonnina en su punto más alto. Durante los bombarderos en la Segunda Guerra Mundial la estatua fue resguardada para evitar su destrucción.
Recorrer el Duomo desde el exterior constituye una especie de aventura que permite al visitante trasladarse a diferentes ángulos desde las innumerables terrazas. Esto posibilita también observar de cerca los detalles de la construcción y las esculturas que la decoran en diferentes tamaños.
Su edificación comenzó en 1386 y por difícil que parezca, fue hasta 1965 en que oficialmente se declaró finalizada. El interior de la Catedral de Milán resulta también un tanto abrumador: cinco naves, mas de 40 columnas interiores y más de un centenar de ventanales en las paredes con vidrieras ilustran historias del Antiguo y Nuevo Testamento.
Una apenas perceptible luz roja resalta en lo alto del altar mayor, se trata de una importante reliquia, un clavo de la cruz en que fue crucificado Jesucristo. En septiembre y durante cerca de 40 horas, esta reliquia es bajada para su adoración.
Alia Lira Hartmann, corresponsal