“Alguien me quiso matar anoche”, aseguró el periodista Ciro Gómez Leyva sobre el suceso del jueves, considerado por la autoridad como ataque directo.
Todavía impactado por la agresión y con la voz entrecortada, agradeció las muestras de solidaridad. Al relatar el episodio, apenas unas horas después de sucedido, el periodista aseveró: “No tenía ninguna amenaza, no tengo pleitos con nadie, no tengo deudas, pero alguien me quiso matar anoche”. Agregó: “no me hirieron, respondió bien el blindaje de la camioneta”.
El atentado ocurrió minutos después de las 11 de la noche de antier en la colonia Florida, en el sur de la Ciudad de México, durante el corto y cotidiano trayecto entre la televisora para la que trabaja y su casa.
Ya muy cerca de llegar a su domicilio, se percató de que delante venía un coche a velocidad muy baja, y enseguida “escuché dos disparos en seco, quizá fueron más. Volteo y veo a una persona disparándome desde una motocicleta, con una chamarra blanco con rojo”.
El objetivo era matarlo y posiblemente los disparos salieron también de un segundo automotor, concluyó de inmediato la autoridad.
Gómez Leyva precisó que no tiene chofer ni escolta, y por las noches utiliza una camioneta blindada que le dio su empresa en 2016, cuando a raíz de un reportaje sobre el Reclusorio Norte recibió una amenaza, la única desde entonces.
Seis años después fue víctima de un atentado, del que si bien salió ileso, el impacto nervioso fue alto, como es lógico. “Siguieron disparando; no paré el coche, levanté la vista y vi cómo seguía la motocicleta, y el tipo sacando el cuerpo de la motocicleta disparaba contra el parabrisas del coche.
“Evidentemente con las manos temblando, bien a bien no sabía qué hacer, y había llegado a la esquina de la calle de Olivo, y en lugar de seguir de frente los 200 metros que faltaban para mi casa –no sé por qué, intuición, qué sé yo–, di vuelta hacia la izquierda. Me di cuenta de que el coche no jalaba bien y que traía un problema en las llantas.”
Luego intentó comunicarse con su colaborador, Manuel Feregrino, pero el nerviosismo le impidió marcar el teléfono. Siguió avanzando y recordó que muy cerca de ahí vive su amigo Manlio Fabio Beltrones; el vigilante de la privada vio todos los impactos en el coche y lo dejó pasar.
El político lo auxilió y enseguida llegó el secretario de Seguridad capitalina, Omar García Harfuch, peritos y la fiscal Guadalupe Moreno, encargada de asuntos relevantes. “Me pusieron seguridad, me pusieron escoltas”, señaló.
Gómez Leyva agradeció la “atención excelente” que recibió de las autoridades, quienes le confirmaron que el móvil del ataque no fue robo ni secuestro. “No tengo pleito con ningún vecino, no tengo una deuda que no haya pagado, no he discutido con nadie y no voy a hacer conjeturas... Todo indica que alguien me quiso matar anoche”, expresó.
Casi 24 horas después, hizo un recuento del ataque; agradeció al director de Grupo Imagen, Olegario Vázquez Aldir, quien lo instó a aceptar la camioneta blindada. También se refirió a la mención que por la mañana hizo Andrés Manuel López Obrador. “Gracias al Presidente por sus palabras”, señaló.