El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, dijo que no hay que dar por muerto ni al organismo ni a la democracia. Advirtió que “una mayoría tiránica” no puede arrebatar el sistema electoral del país.
“Hay quien pretende echar a doblar las campanas por la democracia y por el INE, a ellos creo que hay que decirles que guarden las palas, porque no son tiempos todavía de entierro”, sostuvo.
En un encuentro para revisar la estrategia nacional de cultura cívica, repitió lo dicho en la víspera, de que el INE “explotará todo cauce jurídico al alcance” para revertir lo que considera inconstitucional de la reforma electoral aprobada por el Legislativo.
Vendrá “una dura y ardua batalla jurídica en la que quienes estamos convencidos de que el sistema electoral que hemos construido, si bien es perfectible, es una conquista de todos que una mayoría tiránica no nos puede arrebatar, como aquellas de las que hablaba Tocqueville, para que mañana, a golpe de jurisprudencias, salvemos nuestra democracia”.
El camino es la construcción y no la regresión democrática, como la ocurrida en otros países, lugares y tiempos, lamentó.
Ante representantes de partidos y de la Estrategia Nacional de Cultura Cívica, Córdova destacó que México tiene una enorme tarea y desafío histórico: preservar lo poco de lo bueno que hemos hecho bien en las últimas décadas, decidir libremente quién nos gobierna y si lo hacen bien o deben regresar a su casa. “Es una conquista democrática que no podemos, corrijo, no vamos a permitir perder.”
En democracia, añadió, “es natural que un partido que accede por urnas al poder desee mantenerse ahí, pero será sólo el voto ciudadano quien definirá ello, de otra manera estaremos ante una ruptura del orden democrático”.
En el evento, el consejero Martín Faz, dijo que pase lo que pase con la reforma electoral, ni el INE ni los organismos públicos locales van a ceder en el compromiso de impulsar la educación cívica. Añadió que los ciudadanos perciben, entre otros asuntos, una baja calidad de los legisladores, lo cual se ve ahora cuando “una mayoría ni siquiera lee la propuesta de reforma, pero vota por consigna”.