Moscú. Cuando ya se da como inminente el suministro estadunidense de sistemas de defensa antiaérea Patriot a Ucrania, Rusia advirtió este jueves que de concretarse esa posibilidad, la implicación directa de Estados Unidos en esta guerra aumentaría de forma considerable.
“Existen muchos expertos, incluso de otros países, que ponen en entredicho que sea una acción inteligente (entregar a Kiev los Patriot), ya que ocasionaría una escalada del conflicto, incrementaría de forma considerable el riesgo de participación directa del ejército estadunidense en los combates”, reflexionó en rueda de prensa la portavoz de la cancillería rusa, María Zajarova.
“Washington continúa literalmente torciendo los brazos de otras naciones de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), exigiéndoles una mayor contribución a militarizar Ucrania”, puntualizó.
Y al respecto Zajarova reiteró la advertencia que lanza Rusia en estos casos, en iguales términos que cuando Washington, al cruzar una nueva línea roja, según Moscú, comenzó a suministrar los sistemas de lanzamientos múltiples de misiles Himars:
“Nos gustaría recordarles (a Estados Unidos y sus aliados) que todas las armas suministradas por Occidente a Ucrania son objetivos militares legítimos para las fuerzas armadas de la Federación Rusa y serán destruidas o capturadas”, enfatizó.
Mientras el ejército ruso sigue intentando hacerse con el control de la ciudad de Bakhmut, en la región de Donietsk, en el otro lado de las trincheras, Ucrania descartó este jueves una eventual tregua navideña, que –asegura un vocero– sólo podría producirse si Rusia retira del territorio ucranio todas sus tropas.
Al menos así lo dijo el general Alexei Gromov, subjefe del mando operativo del Estado Mayor del ejército ucranio: “por nuestra parte, habrá un completo alto el fuego sólo cuando en nuestro territorio no quede ni un solo ocupante”.
Un diciembre atípico
En tanto, la capital de Rusia vive un diciembre atípico, y no sólo por lo que está sucediendo del otro lado de la frontera, lo cual a juicio de los observadores no proporciona ningún éxito que permita decir que valió la pena la invasión que comenzó el pasado 24 de febrero.
Por estas fechas, –desde 2001, y salvo los cuatro años que ejerció de primer ministro– era de rigor que el presidente Vladimir Putin de modo simbólico bajara la cortina del quehacer político en esta nación con una conferencia de prensa.
De ese modo, comenzaba el receso invernal de actividades, mezcla de megapuentes y días feriados oficiales hasta la celebración de la Navidad ortodoxa, el 7 de enero, periodo de asueto que se extendía hasta el 10 de enero y para algunos privilegiados incluso más días.
Esta vez, a dos semanas de que comience 2023, el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, anunció que no habrá conferencia de prensa, sin explicar la razón de la cancelación.
Poco después, la agencia noticiosa TASS informó que, según sus fuentes, el titular del Kremlin tampoco dirigirá en lo que queda de 2022 su informe de gobierno, que por ley debe presentar cada año ante los miembros de las dos cámaras del Parlamento ruso.
El semanario Tiempos Nuevos –convertido en portal de Internet bajo el nombre de The New Times (así, en inglés) cuando dejó de circular en versión impresa por las presiones de las autoridades a los anunciantes–, adelantó este jueves una explicación a la extraña cancelación de estas dos actividades, hechas a la medida de Putin.
Según este medio, que afirma basarse en información proporciomada por varios funcionarios de la Oficina de la Presidencia, el mandatario decidió que era mejor suspenderlas –igual que la tradicional gran recepción en el Kremlin con motivo de fin de año– cuando el FSB, siglas en ruso del Servicio Federal de Seguridad, no pudo darle garantías de que Ucrania no va a cometer un nuevo ataque en territorio de Rusia.
De suceder un atentado ucranio alguno de los días en que la atención de los medios estuviera centrada en Putin –señala Tiempos Nuevos– pondría al presidente ruso en una situación desfavorable ante una ciudadanía que, en opinión de la periodista Yevgueniya Albats que dirige el portal, quiere respuestas a preguntas que se acumulan, preocupada por atentados y explosiones que poco a poco ocurren cada vez más lejos de la frontera y, por tanto, más cerca de sus casas, en el interior de Rusia.