El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) concluyó ayer la entrega de reconocimientos de este año con la Medalla Bellas Artes de Oro a “cuatro figuras centrales del arte en México”: el escritor y creador escénico Miguel Sabido, la compositora Gabriela Ortiz, la pintora y escultora Irma Palacios y, de forma póstuma, al primer actor, director y productor Héctor Bonilla.
“Son creadores e intérpretes que han marcado diversas y distintas rutas en las artes en nuestro país, formando, entre otras tareas sobresalientes, a generaciones enteras”, destacó la directora general del Inbal, Lucina Jiménez, antes de entregar los galardones de la mano de Juan Carlos Bonet, director del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales, en representación de la secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto.
“Es una fecha muy especial, porque hasta ayer (miércoles) se entregaron las medallas correspondientes a 2020, 2021 y 2022, pero hoy hacemos la entrega de medallas especiales. No se entregan año con año, sino conforme el latir de la vida artística y la contribución de sus protagonistas lo va exigiendo. Y a eso estamos respondiendo hoy con estas preseas a estas grandes trayectorias, grandes figuras del arte mexicano, porque con su aporte, sin lugar a dudas, están haciendo que la memoria artística de México se mantenga viva y crezca.”
La ceremonia, efectuada en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, devino emotivo homenaje a Héctor Bonilla (1939-2022), fallecido el 25 de noviembre pasado a los 83 años, cuyo galardón fue recibido por su esposa, Sofía Álvarez.
El también escritor y compositor fue evocado por su hijo Fernando como hombre gozoso de la vida y siempre congruente con sus convicciones, condición en la que fue fundamental, aseguró, la formación casi militar recibida de su padre, Rodolfo Bonilla, fundador de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero.
“Cuando murió mi papá, fue abrumadora la unanimidad de respeto, reconocimiento y cariño de voces muy contrastantes. No dejó de sorprenderme que un hombre tan políticamente definido como él, en una época en la que la discusión pública está tan polarizada y los descalificativos tan en la punta de los dedos, recibiera esa ola de cariño que vino por todos lados”, dijo el actor.
A ese tributo se sumó la primera actriz Julieta Egurrola, quien calificó a Héctor Bonilla de referente indiscutible “en nuestra cultura, en el ADN de los mexicanos y en nuestro gremio actoral”. Entre otros aspectos, rememoró la lucha emprendida por ese histrión para la conformación del Sindicato de Actores Independientes (SAI).
“Conocí otra faceta suya, ya no solamente la de un compañero disfrutable en escena, sino la de un colega pensante y regido por sus convicciones, alguien que luchaba no sólo por sí mismo, sino también por el prójimo, que buscaba crear comunidad; un hombre, un actor y un ciudadano que alzaba la voz por quienes no la tenían. Comprendí entonces, gracias a ti y a los demás colegas de aquel desaparecido SAI, lo que significaba ser un actor, una actriz, y la congruencia que suponía en nuestro quehacer el asumir una postura política y social”.
Después de que Lucina Jiménez esbozó una semblanza general de los cuatro galardonados y de que ellos tomaron la palabra, la compositora Gabriela Ortiz cerró la ceremonia dedicando la Medalla Bellas Artes de Oro “a todas aquellas mujeres que, en su momento, desafiaron a la sociedad en la que se desarrollaron poniendo de manifiesto su labor artística”.
Sin ellas, remarcó, “yo jamás hubiera podido estar aquí. Esta medalla representa para mí una señal de esperanza para todas nosotras, para que quizá muy pronto llegue la coyuntura en la que nuestro trabajo sea valorado desde el ámbito artístico y no para otorgarnos un espacio sólo por cuestiones de género, raza o cultura”.