En el fragor discursivo y de operación política que se vivió en el Senado, a propósito del plan electoral B, Ricardo Monreal Ávila pareció ganar los reflectores: emitió un voto particular contrario a dicho plan, que ha sido impulsado por Palacio Nacional y el morenismo en pleno. Dijo el zacatecano que se atenía a las consecuencias políticas de tal postura.
Lo cierto es que en ámbitos de la oposición, que aún en días recientes lo consideraban un hipotético activo por adquirir, no le creyeron del todo el deslinde a título personal, que pareció movido por el acicate patronal del gerente Claudio X. González para que ya se definiera el resbaladizo ex gobernador de Zacatecas o por la adrenalínica carrera de éste en pos de más “ganancias” políticas casi telenoveleras rumbo a 2024.
Monreal no ha podido encontrar el momento propicio para cumplir el vaticinio cantable de diciembre como gustado momento para irse de Morena, donde su voto particular acelerará ánimos de botarlo del cargo de coordinador pero, al mismo tiempo, en la oposición que esperaba acogerlo se incrementa la sensación de que el zacatecano lleva un doble juego que lo podría dejar cual canino ante dos tortas.
El plan B, por lo que sucedía a la hora de cerrar esta columna, avanzaría porque la aritmética legislativa así lo permitiría, con la expectativa del pago gandalla a los partidos aliados de Morena para que mantengan su registro y prerrogativas. Los dinosaurios del pasado (los hay del presente) protestaron incluso con disfraz, defendiendo una presunta democracia que cuando PRI y PAN tuvieron el poder fue una simulación más, validada por el caro aparato del poder electoral instaurado para tal efecto.
Abraham Mendieta, analista político de origen español, plenamente comprometido con la llamada Cuarta Transformación (4T), adelantó el pasado 8 que Felipe Calderón estaba tramitando una visa dorada en España y había adquirido un casoplón (casa grande y lujosa: diccionario de la RAE) “en el municipio de Pozuelo de Alarcón, que es vecino de la ciudad de Madrid; se encuentra detrás de la casa de campo, y es donde tienen su residencia los grandes ricos internacionales”.
Quien “cuida” a Calderón, aseguró Mendieta, “es José María Aznar, el ex presidente español, quien también es pupilo de su jefe Ignacio Galán, de Iberdrola. Ellos tienen en este momento el control del gobierno de la comunidad de Madrid por medio de Isabel Díaz Ayuso, del Partido Popular; ellos son quienes en este momento están cuidando y acuerpando a Felipe Calderón, y no es casualidad que lo de su visa dorada esté ocurriendo no en la Ciudad de Madrid, que la derecha va a perder próximamente, sino en la comunidad de Madrid”. (Video: https://bit.ly/3YqgALL )./
Ayer, el diario español El País confirmó que el ex ocupante fraudulento de Los Pinos se va a España, protegido por Aznar, Iberdrola y otros intereses políticos y empresariales favorecidos por Calderón con cargo a la nación. Lo hace a pocas semanas de que inicie en Estados Unidos el largamente pospuesto juicio a Genaro García Luna, quien fue su secretario de Seguridad Pública, acusado (¿solo él, o también su jefe, Felipe Calderón?) de haber convertido la “guerra contra el narcotráfico” en un negocio favorecedor de cierta facción: el cártel de Sinaloa.
Calderón pretendía un escapismo silencioso. Escabullirse hacia España para no enfrentar la presión mediática, no necesariamente judicial, en el caso de su quemante cómplice sexenal. Ahora usará el disfraz “académico” en el Instituto Atlántico de Gobierno, un think tank de derecha que en su “Consejo Académico” cuenta con personajes como Ernesto Zedillo, Enrique Krauze, Mario Vargas Llosa y Alfonso Romo, el ex jefe de la Oficina del presidente López Obrador, cuya Universidad Metropolitana de Monterrey (donde Tatiana Clouthier fue directora de educación media superior) figura en la lista de instituciones aliadas. ¡Hasta mañana!
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