El gremio de las artes escénicas lamentó el fallecimiento de Alejandro Luna, a quien consideraron la figura más importante del teatro mexicano, un visionario que marcó a toda una generación de diseñadores, un hombre sabio, inteligente y mordaz.
A continuación las opiniones sobre el arquitecto, escenógrafo e iluminador mexicano.
Luis de Tavira, director de teatro: “En la construcción de su teatralidad, Alejandro Luna supo reunir la totalidad de los lenguajes artísticos. Fue un artista audaz y consistente. Supo entender la necesidad de configurar con solidez una vanguardia, que siempre se da con un diálogo con la tradición. Y en esa dialéctica es que surgía su renovación. Alejandro pertenece a la utopía de la totalidad teatral, la tridimensionalidad que aspira a la cuarta dimensión.
“Jamás fue un hombre complaciente, sino un cómplice, pero un cómplice leal, siempre y cuando quedara claro que lealtad no es sinónimo de incondicionalidad. Con Alejandro la incondicionalidad era la negación de la lealtad, ya que para él la lealtad es crítica, es dialéctica, es discusión, reto, así se construía una complicidad prodigiosa. No había obediencia a la idea de nadie, ni del autor, ni del director, sino construcción común, a veces polémica, pero fructífera.
“No sólo fue creador de espacio, sino también de tiempo. Su trayectoria lo llevó a una especie de sabia sencillez. Era capaz de desvelar la esencia de la teatralidad. Era, sobre todo, un gran maestro de la luz.”
Enrique Singer, director escénico: “Alejandro Luna es la figura más importante del teatro mexicano de la segunda parte del siglo XX y la primera del XXI. Es el más importante de todos. Él, al diseñar sus espacios, al darle un contenedor al teatro, al iluminarlo, de alguna manera dirigía teatro. Él decía: ‘El escenógrafo como director’.
“Luna le dio una plástica singular al teatro mexicano y le aportó estéticas contemporáneas que no veíamos. Como heredero de Svoboda, escenógrafo checo, nos trajo a México lo más importante de la vanguardia del mundo. También fue un productor e hizo una serie de obras muy importantes cuando fue coordinador nacional de teatro. Deja un legado importante de teatro hecho por muchos creadores y también una generación de escenografía que ya no son tan jóvenes. Deja muchos alumnos tanto en iluminación como en escenografía.
“Su legado va a durar muchas décadas. Fue un hombre muy inteligente, con una gran capacidad de análisis y de abstracción. Era un creador total, nuestro maestro, nuestro amigo. Fue un sabio del teatro, eso era Alejandro.”
José Caballero, director de escena: “Alejandro Luna es un hombre de gran significación para el teatro mexicano puesto que ha sido nuestro escenógrafo más original. También un maestro muy generoso de escenógrafos. En mi caso, un colaborador durante muchos años. Fue mi primer maestro de escenografía, de producción. Por fortuna, trabajamos muchas veces juntos. Tal vez es poco conocido el momento en que fue actor. Recuerdo haberlo visto con Héctor Mendoza, después en Miscast con Juan José Gurrola. Fue la vez que se cayó del escenario y se fracturó unas costillas. Fue un hombre de una enorme sabiduría, con un carácter muy áspero, aunque con el ánimo de que el trabajo avanzara. Era sumamente severo, pero también lúcido, inteligente y mordaz”.
Germán Castillo, director de escena: “Fue uno de los grandes renovadores de la escena mexicana del siglo XX, cuyos aportes están perfectamente vivos en este siglo. Acompañó a directores destacados en sus creaciones y algunas veces él era el autor de más potencia en ciertos eventos.
“Era un hombre extraño, a veces un poco abrupto, hosco, aunque en otras muy cálido, generoso y cariñoso. No dependía de su interlocutor, sino de su estado de ánimo.
“Luchó por el gremio de los escenógrafos en general. Fundó la Sociedad Autoral de Escenógrafos Mexicanos, logrando el reconocimiento de sus derechos de autor. Fue un hombre definitivo a quien todos le aprendimos cosas de importancia en nuestra vida profesional, así lo reconozco.”
Philippe Amand, escenógrafo e iluminador: “Hoy es un día muy triste para el teatro mexicano. Alejandro Luna fue un visionario que marcó a toda una generación de diseñadores. Puedo decir que iluminó mi camino sobre los escenarios. Descansa en paz, querido maestro”.
Antonio Crestani, gestor cultural: “Alejandro Luna deja un gran legado para el teatro mexicano y mundial, pero en específico habría que destacar el universitario y el cultural. Llegó a marcar rumbos muy sólidos para el teatro.
“Luna fue poseedor de un discurso muy riguroso en cada una de las puestas en escena para las que diseñó su escenografía y se constituyó en un maestro a seguir. Creo que nos deja realmente una escuela tras de sí, esto habrá que analizarlo y puntualizarlo quizá con más decisión, porque estamos hablando de un gigante de los escenarios y me congratulo de haberlo conocido y de trabajar con él en más de una ocasión, como en El hacedor de teatro, de Thomas Bernhard, dirigida por Juan José Gurrola, pero fueron una decena de experiencias en las que tuve la oportunidad de verlo trabajar y de ser testigo del riguroso análisis que hacía de una puesta en escena, de su discurso, por lo tanto de la poética que él proponía que se estableciera escénicamente, plásticamente. Despedimos a un grande que dio mucho a la cultura mexicana y que por suerte se le reconoció también en su momento.”
Ignacio Escárcega, director de teatro: “Alejandro Luna tiene la premisa de que el diseño escénico configura la autoría real de la puesta en escena, porque solíamos atribuirla a la figura de la directora o director y, en el caso de Alejandro, lo que pudo mostrar con su impresionante trabajo en espacio e iluminación es que el concepto de una obra de teatro o de una ópera estaba en buena manera configurado en la forma de entenderlo en términos de metros cúbicos y diseño del espacio. Alejandro todo el tiempo apostó por el volumen, la profundidad, el contraste y la abstracción, y eso cambió toda la percepción de la escena mexicana de los años 80”.
Jaime Chabaud, dramaturgo: “Se ha muerto el poeta de la luz, el introductor de las escenografías cinegéticas, el gran maestro de escenógrafos e iluminadores, un pensador de teatro de talla monumental. Desde la editorial Paso de Gato, le insistí mil y una veces en aterrizar su teoría y todo su pensamiento a papel.
“Fue un escenógrafo de talla mundial que difícilmente vamos a ver repetirse muy pronto, aunque dejó una pléyade de alumnos brillantes. Influidos por Alejandro, y sin duda de otros maestros, los realizadores escénicos mexicanos –iluminadores, escenógrafos, vestuaristas, etcétera– ganan desde hace más de dos décadas todos los premios en las competencias y exposiciones mundiales en el rubro. Su legado es gigantesco. Construyó teatros por toda la República. Valdría la pena rearmar el libro que publicó Ediciones El Milagro con sus escenografías para hacer una magna exposición.”
Juan Melía, titular de la Dirección de Teatro de la UNAM: “El maestro Alejandro Luna hizo de todo. Se formó en arquitectura y también desde las artes escénicas. Su trabajo siempre lo hizo con profundo amor por el teatro. Tuvo una carrera plena, de múltiples líneas y en todas ellas lo hizo desde el cariño y eso marcó a varias generaciones”.