Las modificaciones a la reforma electoral para favorecer la sobrevivencia de algunos partidos tienen como trasfondo la situación de los aliados de Morena. Contra el creciente respaldo en las urnas al movimiento oficialista, esas agrupaciones minoritarias han visto caer sus preferencias y ante la posible polarización del voto en 2024 el PT y PVEM pudieran tener dificultades para conservar el registro.
Los resultados del primero son críticos, pues en 13 estados ha quedado por debajo de 3 por ciento, el mínimo para su reconocimiento legal. En otras siete entidades apenas araña la subsistencia a partir de su alianza con Morena, mientras en el entorno federal su votación se redujo sensiblemente entre 2018 y 2021, cuando apenas mantuvo el registro.
El caso del PVEM es diferente, ya que mantiene una política de alianzas bajo la lógica de siempre vincularse con el partido en el poder. Se ha unido al PAN y al PRI para imponer las reformas estructurales, igual que se alió con Morena para echarlas abajo, y en varias entidades se ha quedado por debajo de la votación mínima.
En la última década, el desempeño del PT ha tenido grandes variaciones. En 2015 enfrentó su mayor crisis, que superó en circunstancias insólitas. Había perdido el registro al no alcanzar el umbral mínimo, pero el Tribunal Electoral anuló el resultado del distrito 1 de Aguascalientes por irregularidades, donde obtuvo 2.25 por ciento de votos.
Al repetirse los comicios, los sufragios aumentaron hasta llegar a 16 por ciento, con lo cual obtuvo los que le faltaban.
En 2018, montado en la ola lopezobradorista, con el precedente de 2015, entregó candidaturas a connotados morenistas (Mario Delgado y Pablo Gómez, entre otros), cuando aún no se mostraba el arrastre de la campaña de Andrés Manuel López Obrador en las diputaciones.
Formalmente el PT pasó de seis diputados en 2015 a más de 60 en 2018. Fue una burbuja que se modificaría en 2021, cuando volvió a su nivel efectivo de poco más de 3 por ciento para alcanzar apretadamente el registro.
Esa realidad se manifestó también en más de la mitad de los estados, con votaciones marginales para algunos congresos locales: en Querétaro no alcanzaron ni uno por ciento; en Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Jalisco y Yucatán no obtuvieron ni 2 puntos; en Aguascalientes, Campeche, Ciudad de México, Nuevo León y Sinaloa, menos de 3 por ciento.
Sus alianzas con Morena le permitieron superar apenas 3 por ciento en Baja California, Colima, Durango, estado de México, Quintana Roo y Tamaulipas.
En la actualidad, de los casi 60 diputados que tiene, cerca de 75 por ciento son de mayoría relativa tras sus alianzas con Morena, que también le han permitido obtener gran parte de sus casi 80 alcaldías.
El Verde va con el ganador
La situación del Partido Verde es diferente porque siempre fue un partido que combatió los proyectos de izquierda, hasta que López Obrador llegó a la Presidencia. Aliado de Vicente Fox y de Enrique Peña Nieto, puso sus votos al servicio de las reformas neoliberales.
Su pragmatismo lo llevó a abandonar la alianza con el PAN y apostar por el retorno del PRI. En su desempeño no ha importado violar de forma recurrente de la legislación para obtener votos y recursos. Ha apostado por pagar multas ante sus polémicos mensajes no apegados a la ley. Su mayor viraje fue en 2018, cuando en plena campaña comenzó su distanciamiento con el tricolor.
Pasada la elección empezó su alianza legislativa con Morena, lo que le redituó en diputaciones al pasar de 11 en 2018 (en la crisis de su cercanía con el PRI), a 43 en 2021.
Su nueva alianza con el partido mayoritario le cuadruplicó espacios y le representó prerrogativas. Su respaldo a Morena le permitió pasar de 176 millones de pesos de financiamiento ordinario en 2019 a 236 millones a la fecha.
En siete estados, el PVEM no ha obtenido el mínimo de 3 por ciento en las últimas elecciones locales y en ocho entidades apenas supera esa cifra.