Para desasosiego de muchos, las últimas encuestas señalan, sin equívocos, que la popularidad del gobierno actual aumentó, pese a las marchas y los ataques, que se han multiplicado.
Desde esa perspectiva, se fortalece la figura de la y los precandidatos de Morena que buscan la nominación del partido para competir por la Presidencia de la República. Y no podría hablarse de buenos y mejores, cada una de esas figuras políticas ha labrado el lugar que ahora tiene frente a la República.
No obstante, el método, la forma que se ha decidido para elegir a la o el candidato –la encuesta– podría quedar corta frente a la realidad del país.
El elector debe tener todos los datos del país para guiar su voto. ¿Cómo terminará México este sexenio? Esa es una pregunta que debe marcar derroteros.
Hay escenarios que podrían adelantarse desde ya. En uno de los aspectos fundamentales, de los que más preocupan a la sociedad en su conjunto, es la economía, y esa parece va a sorprender, para bien, a los que sí creen en el proyecto actual y a los maledicentes. Todo parece indicar que los índices de crecimiento estarán por encima de lo esperado.
En cuestiones de seguridad, que es donde más duele a México, se podrá hablar de mejorías sustanciales gracias al trabajo muy a fondo y sin descanso de la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, que no así de la fiscalía general.
La corrupción, pese a las medidas y los llamados, siguió alimentando un aparato burocrático, deficiente y desnaturalizado que hiere a profundidad todas las buenas intenciones del gobierno y burla las leyes con las fuerzas sindicales.
Por eso decimos que no hay felicidad completa. Más allá de los resultados buenos, que son muchos e importantes, y los malos, que alojan males enquistados desde hace muchos ayeres y que requieren del binomio tiempo-paciencia para ser resueltos, la fisura creada necesariamente entre la sociedad por los cambios sufridos se ha convertido en un mal que impide el desarrollo sano, por decirlo así, de una buena cantidad de proyectos del país.
Pero, sobre todo, eso muestra una situación de tensión social que se nutre de rumores y mala fe, de intereses contrarios al bienestar general. Son intereses de quienes buscan el dominio de todo en un campo de corrupción abierta, que no quieren llamar dictadura pero que en el fondo sólo insuflan esa idea.
Ahí estará sin duda la parte más importante de la elección en Morena y en el país. Distender podría ser la palabra mágica, para ello la información que forme será esencial.
Si los factores de bienestar van bien y si de ello se informa con seriedad a la población en un proyecto serio de comunicación, es muy posible que se puedan saltar los obstáculos que hoy parecen insalvables y que los falsos paladines de las libertades y la democracia por fin pasen a formar parte de una página oscura de nuestra historia.
De pasadita
Buen espectáculo brindaron hoy los machuchones azules en la fiscalía general. Bien se podría decir, en bien de acercarnos a la verdad, que el miedo no anda en burro y que los panistas mejor fueron a tratar de enterarse de qué tanto se sabía de las fechorías que han cometido, hoy que tantas otras permanecen en el lado oscuro de la impunidad.
Más de una sonrisa provocó la presencia de esos militantes, pero la carcajada se dejó oír cuando declararon que eran perseguidos políticos.
Lo que aún no han entendido es que en el gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum el que la hace la paga, y que los dineros de la gente que se han utilizado para levantar las investigaciones que han dado como resultado el señalamiento de los azules en negocios turbios, han sido bien utilizados. Nada más faltaba que después de tanta transa se llamaran a víctimas. No se vale.