La epopeya de la selección de Marruecos en la Copa entusiasma al continente africano y al mundo árabe. Desde Gaza hasta Túnez, las sucesivas victorias de los Leones del Atlas han convertido las rivalidades políticas en una ola expansiva de apoyo que se refleja en las calles. En Argelia, a pesar de las tensiones que la oponen del reino vecino, miles de aficionados celebraron el pase a las semifinales ante Francia con la certeza de que “el pueblo tiene un sólo corazón” mientras “la política está para los políticos”.
El portal especializado DZfoot, con más de un millón de seguidores en Twitter, felicitó a los norafricanos luego de su triunfo ante Portugal a pesar del silencio mediático del gobierno: “Heroicos y sensacionales”, publicó. El futbol unió a nuestros dos “pueblos hermanos”, resumió más tarde un internauta marroquí al ver la bandera de su país llevada por tantas personas de diferentes nacionalidades.
En medio del estado de ebullición, los jugadores no se olvidan de Palestina, una nación no clasificada a la Copa, pero a la que tienen presente de manera simbólica con muestras de apoyo permanentes –incluida su bandera– en alusión al conflicto palestino-israelí, enquistado desde hace ya 75 años.
“Es el Mundial del orgullo recuperado, de los sin voz que saltan de alegría y desahogan su frustración por una nueva visibilidad y rehabilitado amor propio. La catarsis es total”, escribió esta semana el editorialista del semanario TelQuel.
Desde mediados de los años 70, las relaciones entre Marruecos y Argelia han estado salpicadas de diversas crisis y desacuerdos sobre sus fronteras. En agosto de 2021 los argelinos cortaron sus relaciones diplomáticas en respuesta a un escándalo de espionaje y repetidos actos hostiles que intensificaron la vigilancia de la seguridad en su territorio.
Sin embargo, con el futbol como pretexto, la actuación de los Leones del Atlas ha provocado que ambas naciones se unan en una misma bandera por la reivindicación del pueblo árabe. Nunca antes una selección de esta región había superado los cuartos de final en el torneo más importante en la historia del futbol. Camerún (1990), Senegal (2002) y Ghana (2010) estuvieron cerca en tres ocasiones, pero fallaron.
Con el futbol como pretexto, la selección de Marruecos recuperó la visibilidad de los pueblos árabes aglutinando un gran apoyo en las calles. El equipo ha tomado la bandera de Palestina como estandarte para recordar el eterno conflicto en la nación de Medio Oriente. Foto Ap.
“Me va a dar un infarto, ¡qué equipo, qué resistencia, qué hazaña!”, resaltó entusiasmada Ilham El Idrissi, de 34 años, en Casablanca-
Como es habitual, las celebraciones colectivas comenzaron tras el silbatazo final del partido ante los lusos desde el norte hasta el sur del reino marroquí, incluso en las provincias más remotas.
“Los Leones consiguieron hacer lo imposible. Queremos la Copa ya”, declaró Ali Gyme, de 24 años.
En Casablanca, templo del futbol en el país, las camisetas de la selección y banderas rojas con la estrella verde colmaron los escaparates, tiendas y mercados más populares.
La locura fue tal que se pintaron los primeros murales gigantes con la imagen de Hakim Ziyech y del entrenador Walid Regragui, elevado a la categoría de héroe nacional.
En Jerusalem Este, Ramala y Gaza, los palestinos encendieron fuegos artificiales y salieron a las calles entre gritos de alegría.
El partido del miércoles “será como si mi padre jugara contra mi madre”, dijo exultante Lilia, una franco-marroquí de 36 años que se unió a la fiesta de sus “dos equipos”. De la misma manera que ocurrió ante España y Portugal, detrás de los Leones del Atlas estará también el aliento del mundo árabe sin importar viejas tensiones.
(Con información de AFP y AP)