En un momento en el que la humanidad enfrenta crisis y desafíos, en Estocolmo se vivió un día de celebración a la cultura y la ciencia con la entrega del Premio Nobel 2022, cuando “la libertad está en declive mundial, hay guerra en Europa, incluso con el espectro de las armas nucleares; con dramáticas crisis energéticas y alimentarias, así como flagrante discriminación, desigualdad social y económica, además de la aceleración del cambio climático”, como se afirmó en la solemne ceremonia.
La reciente ganadora del Nobel de Literatura, la francesa Annie Ernaux, recibió su medalla y diploma de manos del rey de Suecia, al igual que el resto de los laureados. Antes, el escritor Anders Olsson, miembro de la academia sueca, dedicó en su discurso las palabras a la autora que eligió en la autobiografía un camino diferente, pues para ella “el lenguaje es un medio para disipar la niebla de la memoria y un cuchillo para descubrir lo real”. Agregó que “una mirada implacable y un estilo sobrio son las características de Annie Ernaux, que logra que su dolor sea relevante para todos”.
La escritora de 82 años ocupó su sitio en el estrado, para que un amanecer, con la obra Sunrise, escrita por la compositora Ida Moberg, tomara lugar con la orquesta.
Entre notas de Mozart, Gounod y Debussy
Por la tarde en Estocolmo (9 de la mañana en la Ciudad de México), con notas escritas por Mozart entraron al suntuoso salón en la capital sueca los laureados en física, química, medicina, literatura y economía hasta colocarse en sus lugares en el estrado. Sin embargo, hasta que hizo su entrada la familia real, encabezada por el rey Carl Gustaf, inició la ceremonia con el himno Kungssången, según el protocolo. La ceremonia se transmitió en vivo por redes sociales y en la página oficial de la Fundación Alfred Nobel.
Claude Debussy, Edvarg Grieg y Charles Gounod fueron algunos de los compositores que resonaron en los intermedios entre cada discurso de las academias representadas en la entrega de premios. Emilia Hoving, directora que nació hace 28 años en Finlandia, encabezó a la Real Orquesta Filarmónica de Estocolmo en las intervenciones musicales en las que participó la soprano sueca Hanna Husáhr.
Carl Henrik Heldin, presidente de la junta de la fundación Nobel, dio la bienvenida a los laureados, a la familia real y demás asistentes a la sala de conciertos de Estocolmo, con elegante tapizado azul y revestida de flores holandesas para la ocasión. La entrega de los premios se realiza cada 10 de diciembre, aniversario luctuoso de Alfred Nobel, impulsor de los reconocimientos a los grandes logros del conocimiento en favor de la humanidad.
“Este año es especial. Dado que la pandemia de coronavirus nos impidió celebrar las festividades regulares en los dos años pasados, estamos muy felices en esta ocasión de ver el escenario lleno de premios Nobel”, pronunció desde el podio.
Expresó que “el mundo necesita científicos dedicados sin descanso a la búsqueda de la verdad y a traspasar los límites del conocimiento”, así como a la lucha por la paz, democracia y los derechos humanos. Agregó que los laureados demuestran la capacidad que tenemos como seres humanos para forjar nuestro destino, y constituyen una tremenda fuente de inspiración y esperanza, que hoy es más necesario que nunca. Alfred Nobel fue un radical y visionario del siglo XIX, en una era marcada por el nacionalismo, “fenómeno que lamentablemente está a la ofensiva en muchos países, incluso hoy día”.
En la presente ceremonia, que se lleva de la manera tradicional después de tres años debido a la pandemia, también asistieron los laureados de los años 2020 y 2021, incluido el Nobel de Literatura Abdulrazak Gurnah, aunque no estuvo la poeta Louise Glück. A los premiados de los dos años anteriores se les rindió homenaje con el estreno mundial de la pieza musical Laus Canticum, comisionada a la compositora sueca Andrea Tarrodi.
Primero recibieron sus reconocimientos los ganadores en física con teorías relacionadas con la mecanica cuántica, Alain Aspect, John F. Clauser y Anton Zeilinger. En química, Carolyn R. Bertozzi, Morten Meldal y K. Barry Sharple. Continuaron Svante Pääbo en medicina y el de literatura. Finalizaron con los galardonados en economía, Ben S. Bernanke, Douglas W. Diamond y Philip H. Dybvig.
Los galardones fueron por avances científicos que abarcan desde alucinantes pruebas de que las partículas pueden entrelazarse a pesar de estar muy lejos unas de otras, por soluciones elegantes para simplificar las reacciones mediante la química de clics que facilitan la síntesis de los medicamentos, hasta conocimientos de cómo minimizar los riesgos de las crisis financieras y los análisis genómicos de homínidos extintos que ayudan a responder la pregunta fundamental de quiénes somos y de dónde venimos.
El Premio Nobel de la Paz al bielorruso Ales Beliatski (encarcelado en su país), a la organización no gubernamental rusa Memorial y al Centro para las Libertades Civiles de Ucrania se entregó unas horas antes en Oslo, Noruega.