Tras el sismo de 1985, las tierras de cultivo en Caltongo y Santa Cruz Acalpixca, en Xochimilco, comenzaron fraccionarse y llegó demasiada gente a vivir, lo que provocó la contaminación de los canales con aguas residuales de las viviendas, contaron vecinos de ambas comunidades que sufren por el hedor y padecen infecciones en la piel.
El canal que corre a un lado de la avenida Nuevo León –donde el gobierno pretendía realizar una obra hidráulica para reducir riesgos sanitarios– se distingue en un punto de la colonia Ampliación Tetitla, en el pueblo Santa Cruz, entre las calles Puente y Bugambilia, por la fetidez que desprende.
Miguel Reyes recuerda que llegó a vivir allí hace 30 años, a un costado del canal, y el agua no estaba tan contaminada. Ahora, en época de calor, el tufo se intensifica entre las 5 de la tarde hasta las 5 de la mañana, se cuela en las viviendas y “no se puede estar en esa parte del predio”, donde tiene un taller mecánico.
En ese lugar el canal tiene una ramificación por dentro de la colonia, donde Miguel refiere que están las descargas domiciliarias bajo la copiosa vegetación que cubre el canal.
Explicó que su casa cuenta con fosa séptica, aunque sólo es un pozo con tezontle en el fondo, a diferencia de la que construyó Margarita Paz, en el paraje Zacapú, en Caltongo –que conserva en parte su vocación agrícola–, es hermética y en su desazolve paga 200 o 300 pesos al mes.
Recuerda que de niña en esas tierras que rodean el canal se cultivaba maíz y ahora producen plantas de ornato que se siguen regando con esas aguas, pese a saber que contiene descargas de viviendas edificadas en la zona tras el sismo.
“Ni modo, es agua de cacadrilos, pero se tiene que hacer”, y muestra en una mano una infección por hongo ocasionada por su manejo, “tenemos que usar siempre cremas antimicóticas y ser muy cuidadosos en el riego, sólo al sustrato, porque si se moja la hoja se mancha y para plantas más delicadas, como la nochebuena, compra agua tratada.
En ambos casos no tuvieron información de la obra a la que se opuso el pueblo de San Gregorio Atlapulco, hasta que empezaron los trabajos.
Parte del rechazo a la obra por la comunidad vecina se sustentó en que las descargas serían conducidas al desagüe que cruza por el pueblo hasta la planta de tratamiento de San Luis Tlaxialtemalco, pero aseguran que no tiene capacidad suficiente y en temporada de lluvias “el agua brota como ojo de agua de las coladeras”, frente a la planta de bombeo San Gregorio, en la calle Gustavo Díaz Ordaz, e inunda la primaria Independencia Económica de México.
Gloria Argueta, vecina del lugar, dijo que cada año se suspenden las clases una o dos semanas para lavar la cisterna porque se contamina y ya se presentó un brote de hepatitis.