Madrid. En 2023, el número de personas que sufren hambre en África occidental y central podría ascender a 48 millones, incluidos nueve millones de niños, si no se ponen en marcha medidas urgentes para abordar la crisis, que alcanzaría así su máximo histórico, alertó la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El último análisis publicado sobre seguridad alimentaria revela que más de 35 millones de habitantes, incluidos 6.7 millones de niños, no pueden satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y nutrición. Esta cifra supone cerca de 8 por ciento de la población de esta región.
La situación es preocupante en las zonas afectadas por el conflicto de la cuenca del lago Chad y la región de Liptako-Gourma –compuesta por Burkina Faso, Malí y Níger–, donde 25 mil 500 de personas sufrirán hambre catastrófica durante la temporada de escasez que va de junio a agosto de 2023, periodo en el que se agotan las reservas de comida de la cosecha anterior.
La Organización las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) reclamaron a los gobiernos de toda la región que aumenten el apoyo y las inversiones en programas de seguridad alimentaria para reforzar la resiliencia de las comunidades.
Por otra parte, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó de manera abrumadora una resolución que exenta la ayuda humanitaria de cualquier régimen de sanciones actual y futuro de la ONU, votación que salvará vidas y solucionará problemas existentes desde hace tiempo, ya que las sanciones impiden la entrega de apoyo.