El acceso a una oferta educativa pertinente, de calidad y en condiciones de equidad aún no es una realidad en México, particularmente para niños y adolescentes indígenas, pero también para quienes residen en comunidades de alta y muy alta marginación, incluidas las zonas urbanas, advierte la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
En su informe Indicadores nacionales de la mejora continua de la educación en México, para el ciclo 2020-2021, advierte que más de la tercera parte de los planteles públicos de primaria, secundaria y bachillerato en el país carecen de al menos un servicio básico (electricidad, agua potable, lavado de manos o sanitario) para su operación adecuada.
De acuerdo con datos censales de todas las escuelas públicas en México, sólo 28.3 por ciento de las primarias indígenas y 56.8 por ciento de las telesecundarias contaban con todos los servicios. En contraste, señala, “casi la totalidad de primarias y secundarias privadas disponía de los cuatro servicios básicos (97.7 y 97.5 por ciento, respectivamente).
Mejoredu apunta que la distribución de los servicios escolares muestra que los niños y adolescentes del país “no tienen acceso a las mismas opciones”.
Afirma que la clase de escuela a la que pueden acudir depende en gran medida de las características del entorno donde residen. “Esto puede tener implicaciones en la formación de los estudiantes, pues mientras las escuelas generales urbanas suelen tener una infraestructura más completa, las indígenas y comunitarias presentan con mayor frecuencia carencias de servicios básicos”.
Desafíos
Por ello, subraya, aún se enfrentan múltiples desafíos para garantizar adecuada atención a estudiantes que hablan una lengua originaria, pues en 826 (8.4 por ciento) del total de planteles de prescolar y en mil 70 (10.4 por ciento) de las primarias indígenas, la lengua materna de los docentes “no coincidía con la de ninguno de sus estudiantes”.
En Chiapas, agrega Mejoredu, una de las entidades con mayor población originaria del país, se tiene el porcentaje más alto de prescolares indígenas en los que la lengua materna de los docentes no coincidía con la de ninguno de sus estudiantes, con 20.4 por ciento. Le sigue Campeche, con 15.1 por ciento.