Contra lo que plantean los grandes productores agrícolas y de plaguicidas, la reducción en el uso del glifosato que se ha dado en el país no ha llevado a la caída de la producción de maíz –en el cual se utiliza 35 por ciento de lo que se importa–, sino que creció al pasar de 27.3 millones de toneladas en 2020 a 28.9 millones estimadas para este año, pero además los agricultores han importado menos de la mitad de lo que se les ha autorizado.
Así lo señalaron en conferencia de prensa funcionarios encargados de dar seguimiento al decreto presidencial de diciembre de 2020, quienes presentaron avances de las acciones para que en 2024 no sólo se sustituya el glifosato, sino que se prescinda de él y se cancele el uso del maíz transgénico en la alimentación. Y ante el hecho de que la controversia ya escaló al T-MEC, se precisó que el decreto no habla del maíz amarillo, que es el que importa el sector pecuario mayoritariamente de Estados Unidos.
Este año, de glifosato técnico se importó apenas 0.8 por ciento del que se adquirió en 2018, mientras del formulado fue 7.14 por ciento. Para 2023, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) recomienda una cota máxima de 4 mil 131 toneladas de glifosato formulado y 314 toneladas de glifosato técnico, esto es, una disminución de 50 por ciento respecto de 2022.
Los importadores ni siquiera han utilizado las cotas autorizadas, ya que del glifosato formulado en 2021 se ocupó 45 por ciento de las 16 mil toneladas permitidas, y este año 48 por ciento de 8 ml 263 toneladas, informó Elena Álvarez-Buylla, directora del Conacyt. Apuntó que el químico se importa para ser usado en maíz, cítricos, aguacate y otros productos.
Agregó que como resultado de los estudios que se han hecho para remplazar el glifosato, ya hay alternativa en 12 bioherbicidas, siete ya en el mercado, y hay otros 17 bioinsumos que hasta pueden sustituir a plaguicidas altamente peligrosos y se pueden utilizar a pequeña, mediana y gran escala.
Las empresas interesadas en utilizar el glifosato defienden que la OMS ha dicho que “podría ser” cancerígeno, pero esta instancia tiene rezago de una década en la actualización de la información, sostuvo Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. Entre los efectos que se han identificado están disfunción del sistema endocrino, daño al hígado y riñones, y puede ser precursor de anancefalia y con capacidad de ser cancerígeno, explicó.
Por su parte, Víctor Suárez, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria, apuntó que la transición agroecológica avanza y detalló que en el programa para el Bienestar hay 1.8 millones de productores de pequeña y mediana escala en 5.7 millones de hectáreas en transición agroecológica, quienes han dejado de usar glifosato y plaguicidas peligrosos.