Londres. El príncipe Harry, hijo menor de Carlos III, y su esposa, Meghan, fustigan el “contrato no escrito” entre la familia real y una prensa británica que los “explota”, en un controvertido documental estrenado ayer, que también denuncia un racismo latente.
“No se nos había permitido contar nuestra historia”, afirma la ex actriz estadunidense, de 41 años, en uno de los primeros tres episodios de la serie Harry & Meghan, difundidos por Netflix.
“No se nos permite, siempre ha sido así”, agregan juntos, al explicar que desde su primera entrevista conjunta, el 27 de noviembre de 2017, tras el anuncio de su compromiso, todas sus declaraciones y comportamientos fueron “un reality show orquestado” por el palacio.
“La jauría de corresponsales reales es en esencia una rama extendida de las relaciones públicas de la familia real, un acuerdo que ha existido durante más de 30 años”, afirma Harry, de 38 años, que sigue considerando a la prensa sensacionalista responsable de la muerte de su madre, la princesa Diana, en 1997, cuando era perseguida por los paparazzi.
“Esta familia es nuestra para explotarla, su trauma es nuestra historia y controlamos la narrativa” piensan los medios británicos según ese “contrato no escrito”, agrega el príncipe. Señala una campaña de publicidad negativa contra ellos cuando se resistieron a un acoso que se extendió a los amigos y familiares de Meghan en Estados Unidos.
Prejuicios inconscientes
La serie comienza con la historia de amor entre el príncipe y la actriz, una ferviente feminista mestiza criada en el relajado desenfado de Hollywood, y avanza en sus primeros tres capítulos hasta la víspera de su boda, en mayo de 2018.
Los próximos tres episodios, que aparecerán el 15 de diciembre, se prevén más dañinos para la familia real, por incluir detalles sobre los motivos que llevaron a la pareja a abandonar la monarquía en 2020 para irse a vivir a California.
Apenas recuperada de la muerte de Isabel II, en septiembre, la realeza se prepara así para acusaciones potencialmente explosivas en un momento en que busca modernizar su imagen, impulsada por los nuevos monarcas Carlos III y Camila, y sus herederos Guillermo y Catalina.
El Palacio de Buckingham no hizo comentarios antes del estreno de la serie, pero fuentes de la casa real citadas por el diario Daily Mail aseguraron que los monarcas están “un poco hastiados” de los constantes ataques.
En esta primera entrega ya se alude al racismo que Meghan denuncia haber sufrido, desde el broche con una cabeza de negro lucido por la esposa de un primo de Isabel II en la primera cena de Navidad con la actriz hasta imágenes y comentarios sobre el pasado colonial del imperio británico.
“Hay un altísimo nivel de prejuicios inconscientes”, afirma Enrique, quien dice que tuvo que corregir la educación que recibió de niño.
Esto llega en el peor momento para la familia real británica, sacudida la semana pasada por un escándalo de racismo por parte de una madrina de Guillermo, que tuvo que dimitir como dama de honor tras hacer comentarios ofensivos a una invitada negra en el Palacio de Buckingham.
La falta de popularidad de los duques de Sussex en el Reino Unido, donde se les acusa de sacar provecho financiero de la monarquía sin participar de sus obligaciones, no parece que vaya a mejorar con este documental.
“Son hipócritas, por un lado dicen que quieren privacidad y por el otro miren lo que publican”, señaló a Afp el comentarista real Richard Fitzwilliams, que ha trabajado para medios como la británica BBC y la estadunidense CNN.
En su opinión “lo hacen por dos razones: ganar mucho dinero y dar su versión, como una forma de venganza”.