Nueva York y Washington. Donald Trump sufrió derrotas en los ámbitos judicial, electoral y político; su empresa fue declarada culpable de fraude fiscal, recomendaciones legislativas para que fiscales federales formulen cargos criminales por incitar un golpe de Estado, y con el candidato republicano al Senado que apadrinó perdiendo en Georgia ayer.
Algunos observadores concluyen que la soga en el cuello del ex presidente se está apretando cada vez más. Con ello se revive el debate acerca de si esto marca el principio del fin del poder político de Trump, algo que se ha pronosticado múltiples veces con cada escándalo mayor, atrevimiento extremo y aparentes delitos del magnate durante más de siete años.
El presidente del comité selecto de la Cámara de Representantes que investiga el intento golpista de Trump, el diputado Bennie Thompson, anunció ayer que se enviarán “referencias criminales” –recomendaciones para iniciar la formulación de cargos– al Departamento de Justicia sobre los involucrados en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 para evitar el traslado de poder después de la elección presidencial. Aunque aún no divulgaron si sus referencias incluyen a Trump, se supone que sí, ya que la investigación legislativa gira en torno a las acciones del ex presidente.
Por otra parte, Jack Smith, el fiscal especial encargado de investigar a Trump por posibles delitos en torno a los sucesos del asalto al Capitolio y también por el manejo posiblemente ilícito de documentos oficiales secretos que se llevó a su residencia privada de Mar-a-Lago después de dejar la Casa Blanca, emitió ayer sus primeras órdenes para obtener información de funcionarios electorales locales sobre sus comunicaciones con Trump y su equipo en Arizona, Michigan y Wisconsin que eran estados claves en el esfuerzo para revertir los resultados de la elección de 2020.
Smith, quien fue nombrado por el procurador general Merrick Garland el mes pasado y es un fiscal federal reconocido a nivel internacional –en años recientes ha trabajado como fiscal en el Tribunal Criminal Internacional en La Haya–, también logró remover un obstáculo para proceder con la investigación del manejo indebido –posiblemente en violación de la Ley de Espionaje (la misma que Trump y otros están usando contra Julian Assange)– de los documentos oficiales clasificados cuando una Corte de Apelaciones anuló el fallo de una jueza federal instalada por Trump imponiendo un árbitro externo para evaluar los archivos con el propósito de alargar el proceso.
Las investigaciones del Departamento de Justicia por ahora son las más peligrosas para Trump, ya que podrían llevar a la formulación de una acusación criminal oficial contra un ex presidente por primera vez en la historia del país.
Mientras, un jurado en Nueva York declaró culpable a Trump Corporation de nueve cargos, incluidos fraude fiscal criminal, conspiración para cometer hurto mayor y falsificación de documentos empresariales, entre otros. Aunque Trump no enfrentaba cargos a nivel personal en este juicio, su capacidad para hacer negocios en Nueva York podría verse afectada. Y pocos fuera del tribunal dudan que Trump por supuesto sabía lo que estaban haciendo sus subordinados.
Por su parte, el magnate repitió una vez más que el juicio en Nueva York, como todos los otros procesos en su contra, forman parte de “la cacería de brujas política más grande en la historia de nuestro país”.
Elección en Georgia
En el ámbito político, la derrota proyectada del candidato republicano al Senado federal en la segunda vuelta de esta elección en Georgia no fue sólo una disputa entre los candidatos de los dos partidos –con esta victoria los demócratas gozan de una ventaja de 51 a 49 en la cámara alta–, sino también una batalla interna dentro del Partido Republicano.
Herschel Walker, ex jugador estrella de futbol americano, fue promovido por Trump a pesar de ser una figura pública dañada, entre otras cosas, por acusaciones de abuso físico contra mujeres, quien obligó a por lo menos una novia a someterse a un aborto a pesar de presentarse como un candidato ferozmente antiaborto, y quien ha provocado una patética comedia no sólo por sus severos límites de maestría en los temas políticos, sino también por sus exabruptos en torno a vampiros y hombres-lobo, entre otros.
Pero lo que más asombra a observadores es que un candidato como Walker, a pesar de su perfil absurdo, logró llevar esta contienda a una segunda vuelta contra un candidato demócrata destacado, el reverendo Raphael Warnock, quien había sido el predicador de la misma iglesia que el reverendo Martin Luther King Jr en Atlanta y que fue apoyado por la cúpula nacional el partido, incluido el ex presidente Barack Obama.
Por ello, esta contienda se trató más del poder de Trump sobre su partido, y por lo tanto, la derrota es un golpe que podría dañar aún más la influencia del ex presidente entre los republicanos. Y no ayudó a su causa cuando, hace tres días, llamó literalmente a la suspensión de la Constitución como resultado de un alegado fraude masivo en la elección que perdió para que sea reinstalado en la Casa Blanca (esto después de cenar con un neonazi).
El líder de la bancada republicana en el Senado, Mitch McConnell, comentó ayer que sería muy difícil que alguien que contemple suspender la Constitución pueda hacer el juramento presidencial de hacer valer y defender la Carta Magna del país.
Pero aún así, Trump sigue manteniendo enorme poder entre las bases de su partido a fin de cuentas, Walker –pese a sus graves deficiencias– perdió por un margen muy pequeño logrando acumular más de un millón de votos.