Sería justo afirmar que la constante exposición al mundo cinematográfico desde muy joven ayudó a Robert Downey Jr a convertirse en la estrella que es ahora. Pero más allá de lo laboral, el cineasta Robert Downey Sr tuvo una aproximación como padre mucho más dañina. Estaba envuelto en la adicción, especialmente a la cocaína y la mariguana, así que permitía a su hijo consumir drogas con él desde los seis años. El actor lleva sobrio ya casi dos décadas, pero sus problemas de adicción casi le cuestan la carrera y su vida.
“Muchas veces durante las entrevistas con Robert (Jr), él era muy claro sobre que no podíamos decir que todo fue bueno”, recuerda el documentalista Chris Smith. “Teníamos que hacer notar eso, y no podíamos dibujar una imagen muy optimista. Creo que tenía asuntos que quería tratar con su padre, pero al mismo tiempo, también estaba la realidad de lo que se desarrollaba (con su salud). También hay que considerar eso. Así que fue un balance de ambas cosas”, aclara a The Independent.
Cuando Smith se acercó a Downey Jr para proponerle hacer un documental centrado en él, la propuesta parecía más un salto al vacío. “La respuesta llegó unas dos semanas más tarde: ‘Por supuesto que no. No hay interés’”, señala el cineasta. “Pero también pensó que alguien debería filmar a su padre”.
La propuesta de Robert Downey Sénior iba más allá de ser el padre del actor. El hombre fue un artista, un cineasta radical y singular conocido por su sátira de 1969 Putney Swope, que fue seleccionada para su preservación por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por ser “culturalmente, históricamente o estéticamente significativa”. Otros de sus títulos son Chafed Elbows, Greaser’s Palace y Too Much Sun.
Si bien sus películas han sido aclamadas por pocas figuras prominentes de la industria, incluido el director Paul Thomas Anderson, además de que muchas cuentan con las primeras actuaciones de su hijo, la obra de Downey permanece desconocida para el gran público, algo que el documental de Smith, ya disponible en Netflix, podría ayudar a cambiar.
Testimonios y detalles biográficos
La cinta contiene partes que se podrían encontrar en cualquier retrospectiva: pedazos de las películas de Downey, testimonios, un generoso bosquejo de detalles biográficos de su tiempo en la milicia hasta su papel en la contracultura de los años 60. Smith, además, gozó de un contacto con los Downey, así que la mayor parte de la película está hecha de esos últimos años de Robert.
A media producción, Downey Sr comenzó simultáneamente a compilar su propio corte del documental, lo que se deja ver en él. Pero también a medio camino tanto Smith como los Downey se dieron cuenta de que estaban haciendo una película distinta a la que habían acordado hacer. “La cinta empezó como un simple retrato de un artista, la de un cineasta disidente de finales de los años 60 y 70”, explica Smith. “Conforme empezamos a pasar más tiempo con Sénior, las cosas cambiaron”.
Lo diferente fue la salud del director de cine. Estuvo enfermo de un Parkinson que sólo se hacía peor. La cámara se quedó con él. Conforme avanza Sr se vuelve un documental sobre la vejez, el declive físico y la miríada de complejos sentimientos que acompañan todo eso. “Una de las consecuencias fue que Robert Downey Jr terminó siendo una parte mucho más grande en la película”, explica el director.
“La cinta dejó de ser acerca de mirar a un cineasta en su carrera, a observar la relación entre un padre y un hijo”, detalla el documentalista. El 7 de julio del año pasado Robert Downey Sr murió.
A lo largo del documental se muestra generalmente una dinámica armónica y cariñosa entre dos personalidades, lo que el actor intenta descartar describiendo la relación con su padre como “complicada”. Pero el mayor de los Downey siempre permitió a su hijo explorar todos los aspectos de su vida, en particular hacer cine.
El documental alcanza a captar los últimos momentos de la vida de Downey Sr, hasta el punto de que no reconoce más el rostro de su hijo. “La última secuencia, en la que Robert quería tener un momento con su padre, como se puede ver en la película, él no sabía que había un iPhone grabando en la esquina. Son escenas invaluables. No creo que él pensara esa interacción como una escena, era más algo que estaba haciendo por sí mismo”, sostiene Smith.
Mientras Downey Jr ha tenido un insólito éxito en Hollywood, su padre era en lo más profundo un perenne relegado en su idiosincrasia y su poco interés comercial. Su único intento de alcanzar al gran público, la sátira militar de 1980 Up the Academy resultó ser una experiencia frustrante para Sénior, quien más tarde la describió como “una de las peores jodidas cosas en la historia”.
Curiosamente la dicotomía no parecía ser una fuente de tensión. “Definitivamente creo que había películas que a Downey Sr no le interesaban. Y creo que, como Robert admitiría públicamente, su padre no escondería su desdén de hacer algo que no le gustara. Pero cuando le preguntamos sobre las películas de Marvel –sobre Iron Man, en particular– recuerdo que le encantó. Decía: ‘Tienes a un sujeto que quiere renunciar a sus armas’. Creo que estaba realmente orgulloso, siendo honesto, de ver el éxito de Robert”, opina Smith.
El documentalista está convencido del legado que Sénior ha dejado en el mundo del cine. “Creo que cuando la gente vio lo que Robert Downey Sr estaba haciendo, le permitió mirar la cinematografía de una manera diferente. Puede que no se manifieste en un tratar de imitar sus películas, pero evolucionó el proceso creativo. Considero que eso es innegable”, afirma Smith.
Sr ya se puede ver en Netflix.
Traducción: Juan Ibarra