La mayoría de la obra del maestro Rafael Cauduro (1950-2022) no se conoce en México porque se encuentra en el extranjero, explicó la curadora Alesha Mercado en charla con La Jornada minutos antes de que comenzara el homenaje póstumo que se le rindió la noche del lunes al reconocido pintor y muralista en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes.
Mercado, junto con la esposa y representante del maestro Cauduro, Liliana Pérez Cano, comentaron que el pintor “fue muy querido por sus coleccionistas. Muchas veces tenía la pieza vendida antes de terminarla. Mucha de su obra se encuentra en Estados Unidos, así como en otros países y es la que está saliendo ahora a la luz. Son piezas del maestro Cauduro que no se conocen en México porque están en manos de particulares. Mucho de lo que nos falta por descubrir y apreciar es justamente la que se encuentra en el extranjero”, aclaró Mercado.
Ambas explicaron “que ya se comenzó la labor de catalogación de toda su obra, pues lo que se presentó durante la exposición Un Cauduro es un Cauduro (es un cauduro), en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, representa una parte de su colección particular y algunas piezas de sus coleccionistas. Se calcula que la totalidad de su obra comprende unas mil piezas, entre pinturas al óleo, bocetos y dibujos”.
En charla aparte, la investigadora Mercedes Sierra, autora del documental Una vida dedicada al arte, en torno a la obra y trayectoria del maestro Cauduro, informó que actualmente se encuentran en catalogación y digitalización unos 5 mil documentos entre fotografías, bitácoras y bocetos del archivo personal del pintor, con los que se trabajó para la realización del documental que se estrenó el pasado 16 de noviembre en la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario, el cual será transmitido el próximo 9 y 11 de diciembre a las 19 horas por la señal de Tv-UNAM.
En principio, explicó la especialista, se digitalizará la documentación de cuatro de los más importantes murales que realizó Cauduro. “Uno es sobre el mural que realizó en Vancouver y que fue destruido y los otros tres son los que realizó en la estación del Metro Insurgentes, el del edificio Cauduro, titulado El condominio, en la colonia Condesa, y su mural más importante en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), titulado Clamor por la justicia”.
Durante el homenaje póstumo que se le rindió al maestro Cauduro en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, la titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, Lucina Jiménez, la representante y esposa del pintor, Liliana Pérez Cano, las hijas del pintor Elena y Juliana, la sobrina Laura Appendini, la curadora Alesha Mercado, el director del Museo de Arte Popular, Walther Boelsterly, y Paula Pineda, coordinadora de Proyectos Artísticos de la SCJN, destacaron el gran legado pictórico del reconocido artista plástico mexicano para la historia del arte contemporáneo del país.
Pérez Cano destacó que los trazos de Cauduro se distinguen “por su alto contenido de justicia social, levantando la voz por aquellos que no la tienen. Fue un hombre que vivió para crear, que se propuso dejar plasmado en sus obras el paso del tiempo, tema que le obsesionaba”.
Cauduro le dijo a una de sus sobrinas que todos morimos poco a poco, el deterioro es lo que revela la intensidad de nuestras vidas, continuó su esposa, “y así nos lo demostró en su obra. El paso del tiempo es lo que le da vida a las personas y objetos en sus obras, por esa razón, Rafael disfrutó cada momento de su propio deterioro, fue congruente con su filosofía y pasión por la vida, con gratitud y dignidad. Siempre tuvo una sonrisa y buen humor, hasta lograr trascender, haciendo honor a su obra”, concluyó Pérez Cano.