Madrid. Alrededor de cinco mil simpatizantes de la independencia de Cataluña se manifestaron por las calles de Barcelona contra la eliminación del delito de sedición y el agravamiento de las penas por desórdenes públicos, además de exigir a la clase política nacionalista que no realice “ningún pacto con España” y para demandar la “independencia ahora”.

El separatismo catalán acudió dividido a esta convocatoria, ya que para una parte, la que representa Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), en el gobierno autonómico, considera que el acuerdo con el gobierno español para reformar el Códido Penal es un avance y un éxito para su causa.

El nacionalismo catalán está fracturado desde hace un par de meses, cuando una investigación por corrupción y malversación de fondos públicos contra la presidenta del Parlamento, Laura Borrás, cuando fungía como consejera de Cultura, rompió definitivamente la coalición de gobierno.

El separatismo liderado por el ex presidente Carles Puigdemont, que vive en Bruselas desde octubre del 2017, decidió salirse de la coalición y exigir elecciones anticipadas ante la decisión de ERC de apartar a Borrás de su cargo hasta que se depuren responsabilidades judiciales.

El presidente catalán, Peré Aragonés, de ERC, inició un acercamiento con el gobierno español, del socialista Pedro Sánchez, y con el Partido Socialista de Cataluña (PSC), no sólo para garantizarse la estabilidad parlamentaria hasta el final de la legislatura, sino también para reformar dos delitos cruciales para lograr que los condenados y los que no han sido juzgados aún porque se fueron a vivir a otros países tengan la vía libre para volver a la política y acceder a un cargo público. Se trata de la eliminación del derecho de sedición, que ya se aprobó en el Congreso de los Diputados, y el de malversación, que se votará en breve.

La Asamblea Nacional Catalana (ANC), que actualmente representa el ala más radical del separatismo, congregó a más de cinco mil personas precisamente para criticar el pacto del gobierno catalán y de ERC para eliminar el derecho de sedición, al entender que con esa reforma se “agravan las penas de desórdenes públicos” y se criminaliza aún más la protesta. La marcha la realizaron precisamente el día en que el Estado español conmemora la entrada en vigor de la Constitución de 1978, que actualmente rige en el país, por lo que unos 200 separatistas de los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) quemaron varios ejemplares de la Constitición en el inicio de la manifestación.

Desde Ómnium Cultural, la otra gran plataforma civil del independentismo, se decidió no respaldar ni acudir a la marcha para no fomentar la división que existe en el nacionalismo. A la marcha tampoco acudió ERC ni representantes del gobierno autonómico.