La idea de adelantar la guerra por la sucesión parece no tener los mejores resultados, según advierten algunos, pero para otros observadores de la cosa política precipitar la acción tiene motivos importantes, y por ello está justificada.
Lo cierto es que, se diga lo que se diga, hay fragor en todos los frentes, lo que nos indica que poner en la arena de lucha a los contendientes ha tenido consecuencias que, según nos cuentan, no tienen palomita ni en el Zócalo, pero se trata ahora de una inmensa ola que ya nadie para.
El supuesto explicaba que adelantar los tiempos mostraría hasta dónde están comprometidos con el proyecto de la 4T quienes se hallan en la línea de arranque, cuando menos en Morena. Esto sin aclarar cómo podría mostrarse esa lealtad.
Pero la canija realidad mostró su cara y echó por tierra las utopías. Los precandidatos Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, cada uno con sus propios instrumentos, echaron mano al fierro como quien quiere pelear, y no descansan en el afán de ganar la famosa encuesta, o la primera vuelta, como mejor se quiera, de lo que será la elección para presidente de la República en 2024.
Nosotros creemos que precipitar la lucha no salió tan mal, menos ahora que el trabajo de difusión de la imagen de los precandidatos se ha desatado con una fuerza muy especial. La jefa de Gobierno aprovecha el menor pretexto para salir de la ciudad y para darse a conocer en los estados de la República donde alguien le dijo que no gozaba de mucha popularidad.
Por su parte, Marcelo Ebrard decidió no poner su suerte, o no toda, en manos de Morena, y ha creado una estructura paralela (a Morena) para acompañar la campaña en la que explique por qué quiere ser presidente de México.
El secretario de Gobernación, que a últimas fechas ha estado muy tranquilo, dedicó muchos días a visitar los congresos en el interior del país para hacerse notar con declaraciones que hicieron reaccionar a todas las líneas de la política, sólo que ahora parece que se le acabó el aire o siente que ya no es necesario ningún esfuerzo más.
Total, en una buena evaluación se podría decir que ninguno abandonó su labor, y además se dieron tiempo para, sin salir de lo que les advierte la ley, mostrarse ante los electores, sean de Morena o no.
Pero en los tres hay cuando menos una coincidencia: seguir adelante con la 4T, y ese compromiso debería hacerse no sólo en el discurso. Bueno sería que Morena exigiera a sus precandidatos firmar frente a todos el compromiso de continuar con las líneas de trabajo que mantiene hoy la misma 4T.
Eso le daría mucha confianza a los electores, quienes, entonces sí, podrían estar seguros que los programas y las ayudas que ha logrado a su favor este gobierno no se borrarán por una disposición de quienes lleguen a gobernar. Por eso este asunto podría ser un punto importante para el ciudadano.
De pasadita
Hay que dejar en claro que algo falla en la Secretaría de Gobierno capitalina, donde las gestiones para resolver el problema de los asuntos hidráulicos de la ciudad entre los habitantes de Xochimilco y las autoridades del Sacmex se han puesto cada vez más difíciles.
Se trata de una obra de saneamiento que servirá a la población, pero que son rechazadas porque nadie trabajó para explicar el por qué de ellas. Hoy el asunto se ha enconado y el motivo por el que se puso en marcha este proyecto ha quedado en el olvido. Cuidado, los grandes problemas empiezan así, sin darle importancia a un asunto que se supone menor.