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2022-12-05 06:00

Balance de la jornada

Luis Chávez, Kevin Álvarez e Hirving Lozano, de lo rescatable del Tri en Qatar.
Luis Chávez, Kevin Álvarez e Hirving Lozano, de lo rescatable del Tri en Qatar. Foto Ap
Periódico La Jornada
lunes 05 de diciembre de 2022 , p. 5a

Quizá nada obligue a comparecer ante tribunal alguno a Yon de Luisa tras el papelón que hizo la selección mexicana en Qatar, pero del juicio popular nadie lo salva. La afición quedó indignada en grado superlativo y reclama cuentas claras a la brevedad tanto a Gerardo Tata Martino como a De Luisa, únicas caras visibles de ese puñado de personajes que tienen secuestrado el balón, con el que lucran sin freno en el deporte más popular del país.

Alguien que detrás de los telones tiene mucho que ver con el traspié, es Alejandro Irarragorri (Grupo Orlegi: Atlas y Santos Laguna), hoy en total silencio. Con sus truculentas maniobras, impidió que los dueños, encabezados por Jesús Martínez (Pachuca), vendieran los derechos de transmisión del Tri al mejor postor y todos ganaran más. Oportunista, Irarragorri pujó fuerte para que Televisa renovara contrato, pese a hacer una oferta menor.

Después se cobró con creces y tuvo el apoyo del duopolio televisivo (a los del Ajusco les compró el equipo rojinegro). Irarragorri es prócer de la multipropiedad e impulsor principal para eliminar el descenso y ascenso. A él no le importó que la Liga Mx perdiera el espíritu deportivo y se convirtiera en algo grotesco; su objetivo era evitar a cualquier precio que Atlas bajara de categoría. Luego, con todo tipo de maniobras, incluido el gane de puntos en la mesa, que sin chistar le cedió el América, lo hizo bicampeón.

Con olfato de sabueso, persigue los dólares y, consciente de la nostalgia de los mexicanos radicados en Estados Unidos, ha sido impulsor activo para hermanar la Liga Mx con la del vecino norteño, inventando torneos de escasa calidad, pero lucrativos... La debacle en Qatar se veía venir. Hubo el rumor de que tras los fracasos para ir a París 2024, al Mundial femenil y de la Sub 20, le ofrecieron tomar las riendas de selecciones como tabla de salvación, pero, astuto, rehusó. ¡Cómo iba a cargar con el fiasco en puerta!

Irarragorri, quien en sus inicios hizo negocios ajenos al futbol en Brasil, mismos que no prosperaron, encontró por fin su nicho en el balompié; incursionó como empleado en Querétaro y luego en Santos Laguna. Ha subrayado que está dispuesto a vender a uno de sus equipos, pero –lamenta– no hay entrones. ¡Claro! Sólo un loco se atrevería a arriesgar su fortuna para meterse a ese círculo mafioso de seudoempresarios ventajosos.

Las acciones impulsadas por Orlegi acentuaron la mediocridad y el pobre nivel de la liga que bajo la gestión de Yon de Luisa se potenció en grado máximo. Los dueños deciden y aquél, en dupla con Mikel Arriola, acata: no a la reducción de extranjeros para ocupar el talento juvenil, sí a la eliminación de la regla 20/11 que forzaba a los clubes a dar minutos a jugadores mexicanos. Apoyo ciego y absoluto a Gerardo Martino y su séquito de ocho auxiliares argentinos... ¿De qué se sorprenden hoy?

Un poquito de humildad, señor De Luisa. Usted, antes de renunciar, debería pedir perdón a la afición mexicana por haber suprimido el partido de despedida en el estadio Azteca, antes de la partida hacia a un Mundial ¡toda una tradición!; perdón por haber despojado a la gente de su selección para hacerla jugar de fijo en Estados Unidos; perdón por despreciar a los futbolistas locales y advertir que “todos los naturalizados tienen cabida” en el Tri.

Debe disculparse por los fracasos deportivos durante su gestión y –ya encarrerados–, también vale una excusa a nombre de sus patrones, que borraron del mapa al grueso de los técnicos mexicanos. Todo ello, como un búmeran, los ha puesto contra la pared de cara al Mundial 2026... Y respecto al presunto éxito comercial, no tiene chiste, pues el futbol se vende solo. El reto real consiste en compaginar lo comercial con lo deportivo; jugando bien, los patrocinios caerán encima como moscas a la miel.

Basta de dar atole con el dedo. ¿Sesenta días para el análisis del fracasote?... Parece que se apuesta al olvido, a que bajen los decibeles de ira e indignación, a decir “miren todos: la gran Alemania, también cayó”. Es como cuando Mikel Arriola presume su Liga Mx: “Se anotaron más goles”, “se jugaron más minutos efectivos”, “se rompió récord de audiencia”, “ya está el protocolo de esto y aquello”... Palabrería hueca.

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