A pesar de que los derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad son universales e irrenunciables, organismos de Naciones Unidas advierten que aún existen preconceptos y estigmas de modelos sociales, médicos y normativos que sostienen una larga historia de discriminación, aislamiento e invisibilización.
Señalan que aún es habitual que se les considere personas “asexuadas, infantiles, dependientes, enfermas o improductivas, cuando no es así; por el contrario, tienen derecho pleno a ejercer su sexualidad, a acceder a información científica sobre educación sexual y reproductiva, además de que se respete su identidad de género”.
Itzel Hermida Carrillo, del Colectivo Educación Especial Hoy, asegura que la sexualidad de las personas con discapacidad “aún es un tema tabú”. No obstante, tienen el mismo derecho a “tener una pareja y vivir su sexualidad digna y plena, pero aún existen muchos prejuicios, pues se les infantiliza, se cree que no tienen deseo sexual ni derecho a ser padres”.
Afirma que desde hace siglos existe la percepción de que las personas con discapacidad están enfermas, se considera a esta condición como algo negativo, que hay que curar y rehabilitar.
Considera que los movimientos a favor de este sector de la población son indispensables, porque los visibiliza como sujetos de derecho, pero, enfatiza, también hay que “exigir al Estado que asuma su responsabilidad para que puedan ejercer todos sus derechos, incluidos los sexuales y reproductivos”.
La Oficina del Relator Especial sobre los derechos de las personas con discapacidad de Naciones Unidas, advierte que las niñas, adolescentes y mujeres enfrentan aún mayores riesgos de violencia, abuso e incluso prácticas que pueden considerarse tortura, a fin de impedir el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos.
Señala que en muchos países es legal su esterilización forzada, aborto obligado y medicación para evitar el embarazo. Incluso, denuncia que pueden ser recluidas contra su voluntad en instituciones donde están más expuestas a la violencia de género y sexual.
Jeshua González, de 21 años de edad, quien padece osteogénesis imperfecta –trastorno genético por el cual los huesos se fracturan con facilidad ante la falta de colágeno e impide que crezcan–, alumno del último año de la carrera de política y gestión social en la UAM Xochimilco, coincide en que es un tema tabú.
En sexualidad y amor de pareja, afirma, “se deben romper estereotipos. Somos seres humanos, pero muchas veces se piensa que sólo podemos tener relaciones afectivas entre nosotros, cuando no es así. Sentimos y deseamos igual que los demás, y claro que me he enamorado”.
Asegura que en las relaciones personales “lo importante son las diferencias que tenemos. Hay que seguir hablando de esto porque debemos romper estereotipos y tabúes sobre temas que a veces nos da miedo hablar. Ahora no tengo pareja, pero en el futuro tal vez, a todos nos llega el amor”.