Guadalajara, Jal., La poesía es un tipo de exilio, “es una salida de uno mismo, lo que no es necesariamente malo, sino una manera de entender la condición humana”, sostuvo ayer el poeta árabe Najwan Darwish, en la presentación de su poemario Exhausto en la cruz en la Feria Internacional el Libro (FIL) de Guadalajara.
El también periodista y crítico nacido en Jerusalén dijo a este diario que la palabra exilio es “hermosa, y a los poetas les gusta”.
Recordó dos destierros memorables, el de Adán y Eva, y el de Odín. “La crueldad de ese exilio es que se cortó la relación entre la persona y su ambiente. Parece que exiliar a alguien de su contexto o entorno natural es como exiliarlo de sí mismo”.
Agregó que en su caso la “relación con la palabra exilio es muy concreta. Vengo de un país que ha sido ocupado por un imperio colonialista, y tenemos más de 6 millones de refugiados palestinos en el mundo. Incluso cuando vives en tu país, eres exiliado ahí. Este concepto no es algo cultural, es concreto, es una experiencia de todos los días”.
En contraste, agregó que decir que “la poesía es un hogar es un cliché descubierto hace unos años”, en cambio, es “construir y deconstruir al mismo tiempo. El equilibrio entre ambos es un proceso natural”.
Mencionó que “muchas veces los poetas quieren hablar de sí mismos, pero pienso que estás discusiones sobre poesía van en contra de ella. Lo peor del mundo es un poeta hablando de su poesía”.
El género literario que desarrolla, explicó Darwish, “es en sí mismo una lucha con el lenguaje y con la existencia. No está seguro si tiene una mirada pura o nueva; eso también es una invención del poeta. Los poetas hablan sobre sus deseos sobre la poesía, pero la realidad es distinta de lo que es el poema”.
Sobre el título del poemario, Exhausto en la cruz, explicó: “Para mí, Jesús, más allá de los significados religiosos, es palestino y, por tanto, me pertenece y le pertenezco porque somos de la misma tierra. Lo veo en mi gente y veo a mi gente en Jesús. Pienso que nuestra lucha en Palestina es su lucha. Más allá de cualquier postura religiosa él luchaba por la libertad, la justicia social. Esas son las cosas que veo en Jesús”.
En el prólogo de la obra, Raúl Zurita consigna que la obra de Darwish “nos va poniendo una y otra vez frente a los contornos de algo inmemorial, casi inenarrable, que nos dice que antes que nada la poesía es solidaridad y compa-sión por cada detalle del mundo: por ese pan y ese aceite concre-tos, por esa eternidad del desayuno, por esa tierra con sus ‘tumbas cerca del río’”.