En la práctica legislativa abundan las tretas para congelar o frenar procesos no deseados por las fuerzas que tienen el control de las cámaras. O, en sentido contrario, para asomar esos procesos o acelerarlos.
Así ha sucedido que la saltarina suerte política de Alejandro Moreno Cárdenas, diputado y dirigente priísta autodenominado Alito, ha regresado a la condición punible en que estaba antes de prestarse a la maniobra transitoria en materia de Guardia Nacional: del original inculpamiento ya casi carcelario pasó a desteñida imagen falsa de prócer democrático por concesión marca 4T y ahora, que se ha negado a apoyar la iniciativa de reforma electoral, en San Lázaro se han acordado que hay una solicitud de desafuero (declaración de procedencia, la denominación jurídica) contra el nuevamente cazadero priísta campechano y, zaz, que le han montado el amago de cadalso judicial, por si gusta volver a entender.
Ricardo Monreal Ávila ha resultado mejor en cuanto a entendederas (provisionales), pues luego de ser señalado como villano favorito en dominical marcha obradorista, ha desafinado la guitarra y la ha metido en su estuche para no cantar la Josealfrediana invocación de diciembre como mes con gusto para marcharse. Que dijo él mismo que siempre no.
Y no sólo eso: insistió en reivindicar la credencial de fundador de Morena, pidió a sus presuntos correligionarios que no aticen la controversia interna, bosquejó que el atril mañanero debe incluirlo en la lista de los precandidatos presidenciales oficiales y advirtió (en claro estire de liga) que seguirá luchando cuanto pueda dentro del partido guinda. De las giras “conciliadoras” con el panista Creel y de otros guiños a la oposición no quiso hacer más bulla. Ya se verá cuánto dura esta fase de táctica reinmersión en el morenismo del zacatecano tan mentado.
En Oaxaca tomó posesión como gobernador Salomón Jara, a nombre de Morena. Sustituye a Alejandro Murat, señalado de endeudar de manera mayúscula a la siempre explotable entidad federativa y de haberla administrado en plena consonancia con el clásico estilo priísta de desigualdad, demagogia, simulación y corrupción. Hasta homenaje por “buen gobierno” se pretendía realizarle y el propio presidente López Obrador, que convirtió a Murat en uno de los gobernadores favoritos, había anunciado que asistiría. Ejem, a la enésima potencia.
No se hizo el homenaje por oportunas protestas de origen diverso pero, en especial, de la sección 22 magisterial que ayer mismo se movilizó para advertir al entrante Jara (formalmente morenista; en lo previsible, más de lo mismo) que “los derechos se defienden, gobierne quien gobierne”. Corearon “¡fuera, fuera!” al recién estrenado, mientras la propaganda oficial impulsaba la etiqueta de que “ha llegado la primavera de Oaxaca”. Calendarios y cronómetros contradictorios.
Jesús Murillo Karam avanzaba por su parte hacia el cierre de un ciclo previsible. El autor de la criminal verdad histórica sobre lo sucedido en Iguala con estudiantes de Ayotzinapa fue detenido en agosto afuera de su casa, pasó a la cárcel, luego a una hospitalización privada, para ser devuelto, pero ahora a la Torre Médica del penal de Tepepan, y ya se busca que pueda regresar a casa para llevar desde ahí el proceso judicial en su contra.
El congreso de Perú ha citado al presidente Pedro Castillo a responder el próximo 7 ante imputaciones que le hacen, en un tercer intento por destituirlo. Ya antes ese Poder Legislativo le había impedido viajar a México para recibir la presidencia temporal de la Alianza del Pacífico, sesión que por tal causa se pospuso y motivó al presidente López Obrador a anunciar que viajaría a Lima el 14 para consumar tal protocolo. De avanzar las acusaciones contra Castillo, sindicalista y rondero (autodefensas), por “incapacidad moral” para gobernar, el viaje obradorista (probablemente a cancelar) y la solidaridad de otros gobiernos latinoamericanos se toparían con una adversa realidad adelantada. ¡Hasta el próximo lunes!
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