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2022-12-01 09:34

Soy sonero y apasionado del blues, asegura el compositor Ramón Gutiérrez

Donají Esparza y Ramón Gutiérrez.
Donají Esparza y Ramón Gutiérrez. Foto cortesía del músico

Ciudad de México. Antes que intérprete, Ramón Gutiérrez es un ávido consumidor de música. Ese gusto lo ha llevado a buscar nuevas formas, sonidos, estilos y ritmos en lo que escucha; algo que al mismo tiempo lo ha guiado a lugares y épocas lejanas de su natal Veracruz. Con esa visión también ha logrado permear en la música de la agrupación que lidera, Son de Madera, así como la forma en que percibe sus creaciones.

“El concepto de Son de Madera siempre ha sido más hacia lo que es la parte creativa de la música. Por eso, a nosotros siempre nos ha molestado cuando la gente dice música folclórica, porque es un término más buscando decir que es la música que se hace en el pueblo, de manera espontánea. Y de alguna manera sí, pero lo que nosotros hacemos siempre tiene un cuidado que hay desde el principio, que es toda esa sutileza, todos esos contrastes, toda esa atmósfera, el gusto sobre lo que tocamos, sobre irse al pasado con la música antigua, con la barroca, la árabe, con nuestro pasado indígena”, señaló en entrevista.

A pesar de que Ramón admite que la base de su agrupación es la música tradicional jarocha, en especial el son, sostiente que existe una constante voluntad de renovación en su quehacer. Aún con todo, el músico conserva intereses creativos que van más allá de los límites de Son de Madera, como es el caso de su proyecto Ramón Gutiérrez Septeto, desde el que busca expresarse a través de uno de los géneros que más conoce y respeta: el blues.

Ese estilo musical está relacionado estrechamente con la historia de vida del músico. Hace alrededor de 30 años, al visitar Los Ángeles, Gutiérrez conoció a Francisco González, fundador de la banda Los Lobos, reconocida por haber logrado mezclar sus influencias de la música tradicional mexicana con estilos como el rock, el blues o el country. “Francisco era de una generación de músicos que sabían de todo, que podían tocar blues, rock, que vivían en Estados Unidos, una generación muy importante para la cultura de los chicanos y la nuestra porque intercambiamos mucho; me regaló una Fender Mustang 1954”, contó.

González también le enseñó a tocar una líneas de blues, algo que permearía en su manera de percibir y relacionarse con la música. “Esa guitarra la he conservado toda la vida. Francisco acaba de fallecer, y este proyecto era para poder tocar estas extensiones de la música mexicana”, explicó.

Aunque el trabajo de Gutiérrez junto a Son de Madera se ha caracterizado por su personalidad sonera, el músico también establece conexiones con otros géneros. “Soy un apasionado del blues, sé su estructura, la he tocado toda mi vida. Soy sonero y todas esas influencias están en mí. Es como alguien que lee literatura de todas partes y, por supuesto, va haciendo un bosquejo de esas ideas e influencias”, señaló.

“Siento que el son jarocho posee esas afinidades, y mucha de la música que hago tiene esa influencia. No se deja ver claramente, pero me he pasado escuchando blues”, indicó. Entre sus referentes están figuras como Coco Taylor, Elmore James y B.B. King, además de agrupaciones mexicanas que han logrado llevar los sonidos tradicionales a nuevas dimensiones, como es el caso de Café Tacvba y Caifanes.

En esa labor de buscar acercar sus distintas fuentes de inspiración, encuentra una forma de estrechar lazos entre generaciones de oyentes y músicos. “Uno tendría que hacer puentes y caminos, no para decir que la música que escuchan los jóvenes está mal, sino con el fin de comentar: ‘Miren, está esa música y está esto otro’, con el propósito de hacer esas conexiones que hicimos con otras generaciones”, detalló.

“México es mucho más grande que todo”

Gutiérrez proviene de una época en que acceder a la música de otras culturas era difícil, motivo por el que los discos de acetato eran considerados tesoros que podían pasarse de mano en mano. Cuando viajaba, una de sus principales actividades era buscar la música de cada sitio.

“La historia de la música mexicana ha sido increíble como para que uno la olvide; ¿se puede olvidar a Agustín Lara, a María Grever, a Alfonso Ortiz Tirado?, no podemos dejar en el tintero todo lo que se ha hecho”, advirtió Gutiérrez. Por eso, en su labor, más que una intención económica, hay un anhelo de nutrir constantemente un panorama sonoro como en el que creció. “México es un país mucho más grande que los Grammys, que la industria, que todo lo que nos avasalla”, enfatizó.

El son jarocho es considerado por Ramón Gutiérrez como “un sincretismo de muchas cosas”. En 2023 Son de Madera cumplirá 30 años de labor musical, de modo que les gustaría celebrar con una presentación en un lugar como la sala Nezahualcóyotl de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Son de Madera & Ramón Gutiérrez Septeto se presentarán el domingo a las 18 horas en el Foro Cultural Hilvana.

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