La exposición homenaje Federico Silva, lucha y fraternidad: El triunfo de la rebeldía en el Museo del Palacio de Bellas Artes, que se inauguró ayer, el mismo día que murió el escultor, está conformada por más de 150 obras, tres realizadas ex profeso por el artista el año pasado.
Se trata de una retrospectiva que reúne obras producidas en ocho décadas, en las que figuran pinturas, estudios murales, gráfica, proyectos editoriales, esculturas, aparatos cinéticos, móviles y películas.
En el Palacio de Bellas Artes, donde también se rindió anoche un homenaje de cuerpo presente a Federico Silva, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), Lucina Jiménez, expresó que el escultor siempre relacionó su trabajo con la ciencia y la tecnología, además de haber transitado por todas las formas de las artes visuales, desde el dibujo, el grabado, la escultura y la instalación hasta el arte cinético y digital.
“Su última pieza en plata fue un trabajo de experimentación, lo que nunca dejó de hacer. En este caso se propuso dialogar con un artesano platero que trabajara sus esculturas y finalmente lo logró. Aquí está ese vínculo con el arte artesanal”, explicó Jiménez.
Durante la presentación de la muestra, el director del Museo del Palacio de Bellas Artes, Miguel Fernández Félix, indicó que para ese recinto, “además de la tristeza que sentimos el día de hoy, Federico Silva ha estado presente y seguirá estando presente con esta exposición”.
Recordó que el escultor prácticamente se inició en ese museo con uno de los grandes artistas, David Alfaro Siqueiros, ya que fue su ayudante. “Es muy emotivo lo que está pasando, porque en 1972 expuso su primera exhibición aquí en el Museo del Palacio de Bellas Artes, en 1977 la segunda y en 1996 la tercera, pero la exposición que se inaugura hoy es la primera retrospectiva y además cocurada con Federico Silva a partir de la relación con los curadores”.
Aclaró que el concepto curatorial parte de la filosofía del artista en torno a la idea de la construcción y la destrucción. “Creo que la figura de Federico Silva nos marca a todos ese punto de referencia, que el arte siempre estará vivo cuando dialoga permanente con la sociedad”.
Bajo la curaduría de Joshua Dalí Sánchez González y Xavier de la Riva Ros, la retrospectiva está dividida en cuatro núcleos que abarcan 80 años de trabajo del artista.
En el primer núcleo, Del realismo a la abstracción (1945-1968), se presentan los primeros años de creación artística de Silva, en los que el contexto sociopolítico mundial indudablemente se convierte en un eje rector para el desarrollo de su obra.
En el segundo apartado, La subversión por la forma (1968-1983), se aborda su periodo cinético, en el que conjugó el arte y la ciencia para experimentar con el movimiento, la luz y el color. En esta época construyó esculturas manipulables, transitables, suspendidas y desplegables, así como aparatos cinéticos con la capacidad de generar efectos visuales producidos por objetos lumínicos.
En el tercer núcleo, Esculpir el tiempo, flechar la luz (1986-1998), se aprecian pinturas y esculturas asociadas con su periodo monumental. En éstas predominan las figuras geométricas en la composición y el uso de materiales como piedra, mármol, acero y madera, en las que el tiempo es uno de los temas centrales.
La última parte, Escritura y ejercicios plásticos recientes (de 2003 a la fecha), está dedicada a su escritura, a partir de sus tres autobiografías: Cuadernos de Amaxac. A fin de cuentas, el arte arde en el infierno (2006), Dos x tres. Crónica. Apuntes autobiográficos (2010) y México por Tacuba (2013). En este núcleo también se encuentran las piezas creadas ex profeso para esta exposición.
La muestra homenaje Federico Silva, lucha y fraternidad: El triunfo de la rebeldía permanecerá abierta al público hasta marzo de 2023 en el Museo del Palacio de Bellas (avenida Juárez y eje central Lázaro Cárdenas).