Desde hace 12 años, el colectivo Espacio Cultural Tepito impulsa la creatividad de los niños del barrio por medio del proyecto Los Fotografitos de Tepito, con el objetivo de blindarlos del entorno de violencia, además de generar el aprendizaje de un oficio con el que a largo plazo puedan encontrar un empleo.
El fotógrafo y coordinador del Espacio Cultural Tepito, Mario Puga, dijo que algunos menores son hijos de comerciantes en la vía pública, por lo que también se busca “cambiarles el chip”, es decir, que por medio de la lente desarrollen la imaginación, así como la atracción al arte y la cultura.
Entrevistado en el patio de una vieja casona ubicada en avenida Vidal Alcocer 114, a unos metros de la estación Tepito de la línea B del Metro, consideró que “la fotografía es una herramienta para el cambio de mentalidad, de la forma de pensar, de observar la naturaleza y el entorno social”.
Aunque no lleva un registro preciso del número de alumnos que en más de una década han pasado por el espacio cultural, habilitado las tardes de sábado como taller de fotografía, dijo que posiblemente son más de 100 menores de educación básica que “sí han sido blindados de ese entorno violento y de drogas”.
El colectivo busca eliminar la deserción escolar, por eso el taller se realiza los sábados; además, los niños pueden realizar otras actividades, como talleres de música e inscribirse en actividades temporales como el próximo concurso del mejor diseño de piñata.
Los padres o tutores de los menores permanecen en el patio mientras los fotografitos buscan llevar a la práctica su mejor toma con cámaras digitales que ocupan en las clases y aplicar la teoría que reciben desde la sicología del color y la composición de la imagen.
“De los más de 100 niños que han pasado, con que salgan 10 que hagan la ronchita y digan que la vida puede ser diferente por medio de la cultura, la música y la educación; no pensamos que el proyecto de Los Fotografitos de Tepito vaya a resolver la vida de todos, eso sería totalmente ingenuo, pero aportamos una semillita”, explicó.
El colectivo busca recuperar el espacio de convivencia de chicos y grandes, por lo que el reto será retomar los recorridos que realizaban en grupo con los tutores por el Cerro de la Estrella o el Desierto de los Leones, con el apoyo de transporte que recibían de la alcaldía Cuauhtémoc, pero que desde esta gestión dejaron de tener.
En las próximas clases se buscará que los niños se conviertan en cronistas de sus imágenes y sigan con sus exposiciones colectivas o individuales.
Edmar, de 13 años, logró montar una exposición individual en Bellas Artes en diciembre de 2020, relató su abuelita, María Alejandra Reyes, quien recordó que su nieto se integró al colectivo en 2016.