Moscú. La víspera, las expectativas se quedaron en nada: la embajada de Estados Unidos informó ayer que Rusia, sin mediar explicación alguna, suspendió de modo unilateral e indefinido, aunque ofreció más adelante proponer una nueva fecha, su participación en la reunión de la comisión bilateral consultiva sobre el nuevo Tratado de Reducción de Armamento Estratégico (Start, por sus siglas en inglés, también llamado Start III), que debía celebrarse del 29 de noviembre al 6 de diciembre siguiente en El Cairo, Egipto.
Poco más tarde, el ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, mediante la agencia de noticias Tass, confirmó que esa reunión “no tendrá lugar en las fechas indicadas”. La comisión “va a sesionar en una fecha posterior”, sin precisar cuándo, añadió.
Después de que el director del Servicio de Inteligencia Exterior ruso, Serguei Naryshkin, y su homólogo de la CIA estadunidense, William Burns, abordaran en Ankara, Turquía, el creciente riesgo nuclear y la tensión internacional por la intervención militar de Rusia y el respaldo de Estados Unidos a Ucrania, parecía que Moscú y Washington –a pesar de su abierta y creciente confrontación– alcanzaron el consenso de discutir asuntos de interés común, en particular en el área del control de armamento.
El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, incluso anunció, con 12 días de anticipación, que la comisión consultiva del nuevo Start tenía previsto reunirse en El Cairo, en las fechas ya mencionadas. El diplomático no lo dijo, pero se entiende por qué no seleccionaron la ciudad helvética de Ginebra, sede de la sesiones anteriores, la última en octubre de 2021: Rusia ya no considera a Suiza país neutral.
Se esperaba que ahora Moscú y Washington –tras escuchar las presumibles inconformidades y dudas del otro– dieran luz verde a reanudar las inspecciones de sus arsenales nucleares, suspendidas desde comienzos de 2020 de común acuerdo por la pandemia del coronavirus y de modo oficial a partir de agosto pasado, cuando Rusia prohibió a Estados Unidos visitar sus instalaciones militares alegando que ella no puede hacer lo mismo en suelo estadunidense por las sanciones en materia de permisos de sobrevuelos y concesión de visas a funcionarios rusos.
Según el tratado, cada parte puede efectuar hasta 18 inspecciones al año de los arsenales nucleares del otro y, de 2011 a 2020 se llevaron a cabo 328 misiones de ese tipo.
El nuevo Start –prorrogado por cinco años en enero de 2021–, es el último acuerdo de desarme nuclear firmado por Rusia y Estados Unidos en 2010 y limita los arsenales de ambos a un máximo de mil 550 ojivas, esto es, establece una reducción de 30 por ciento respecto del límite anterior fijado en 2002, así como restringe el número de misiles balísticos intercontinentales a 700 y de rampas de lanzamiento y bombarderos pesados a 800, cantidad más que suficiente para destruir el planeta varias veces.