Guadalajara, Jal., La escritora vasca Miren Agur Meabe (Lequeitio, Vizcaya, 1962), galardonada en 2021 con el Premio Nacional de Poesía en España, reconocimiento que por primera vez se otorgó a una obra escrita en euskera, su lengua materna, es hoy día referente de esa potente literatura escrita por mujeres que está cimbrando todos los rincones del mundo.
De visita en México para presentar en la 36 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara su reciente libro de relatos, Quema de huesos, la también traductora y filóloga narra que a sus 60 años ha vivido directamente la evolución del sistema literario en su país.
“Cuando comencé a escribir, apenas había figuras femeninas en euskera, mi lengua materna y de creación. No teníamos espejos dónde mirarnos y nuestras voces no se escuchaban. Nos ha costado muchísimo trabajo pasar de la periferia del sistema literario a posiciones más centrales y más visibles”, detalla en entrevista con La Jornada.
Aquello ha sido posible “gracias a que hemos establecido redes de mujeres que nos hemos apoyado con la crítica literaria, el periodismo o la docencia. Por eso, ahora mismo, en el País Vasco, la visibilidad de las escritoras no tiene absolutamente nada que ver con lo que era hace 30 años cuando comencé.
“Ahora estamos reconocidas y nuestra obra se aprecia tanto o más que la de los escritores veteranos, porque hemos aportado nuestra óptica de mujer a las historias que contamos. Es decir, temas como la exploración de la sexualidad que antes no aparecían ahora están presentes gracias a nuestras obras.”
Miren Agur reitera que las escritoras jóvenes que vienen detrás de su generación “tienen mucho más poderío y muchísima más formación. Estoy muy contenta y satisfecha por haber puesto mi granito de arena.
“No sé si soy quien tiene que darles consejos o son las jóvenes las que me los tienen que dar a mí, lo digo con humildad, porque hay libros de mujeres jóvenes que deslumbran por lo bien construidos que están, tanto en prosa como en poesía. Me quedo pasmada de admiración. Las escritoras de mi generación tuvieron que hacer el trabajo suplementario de alfabetizarnos en euskera, mientras ellas ya tienen el trabajo hecho, porque desde pequeñitas han podido estudiar en su lengua.
“Les transmitiría mi lema: ‘no te rindas’, es lo que me digo todos los días, porque a veces las dudas surgen, y seguir la propia estrella, hacer caso a la propia rosa de los vientos, es lo que toda creadora necesita para justificar su existencia, porque hay existencias que se justifican gracias al trabajo creativo.”
Quema de huesos es una colección de recuerdos (los días de escuela, el ambiente familiar, los juegos, las actividades de la adolescencia), a veces dolorosos, que van conformando las huellas de la personalidad de una mujer madura que acepta las pérdidas y las ganancias que acarrea el paso del tiempo.
El libro se presenta mañana en la FIL Guadalajara a las 19 horas en el salón E del área Internacional.