El telón se bajó para Héctor Bonilla, “hombre de izquierda que fue muy derecho”, afirmó su hijo Fernando, durante un homenaje al actor en el Palacio de Bellas Artes.
La tarde de ayer, en el recinto se oyeron las tres llamadas que escuchó el actor infinidad de veces antes de apropiarse de un escenario. Había dos retratos, coronas de flores y una alfombra roja.
El tributo comenzó después de las cinco de la tarde. Los aplausos resonaron cuando la familia colocó la urna con las cenizas del actor sobre un pedestal en el vestíbulo del recinto, adonde seguidores, amigos, familia, colegas y funcionarios, encabezados por Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura federal, acudieron a despedir al actor, productor y director, quien tuvo una carrera “impecable” de más de 50 años.
Se guardó un minuto de silencio en su honor, en una ceremonia, que en un principio se tornó sobria, pero momentos después devino alegre y emotivo recuento de su vida ytrayectoria.
Sí, hubo aplausos, palabras de aliento y muchos abrazos para los deudos. Hasta en su tributo, Héctor Bonilla generó un ambiente de amor, fraternidad y solidaridad.
También hubo palabras de admiración hacia el actor, se contaron anécdotas y se recordaron diversos aspectos de su vida privada y pública, por parte de su viuda, Sofía Álvarez, y sus hijos, Fernando y Sergio.
Los tres, al borde del llanto, recordaron a Bonilla con amor y enaltecieron su labor como esposo, padre, abuelo, amigo y profesional. En conjunto leyeron un texto sobre el actor, quien murió a los 83 años de edad, luego de dar batalla al cáncer de riñón durante cuatro años.
Con sus pants de la UNAM
Dijeron que fue incinerado con su pants de los Pumas, que nació y murió en la Ciudad de México, que se fue en paz; su única preocupación fue que acompañaran a la señora Sofía Álvarez.
Expresaron: “Gracias por tu amor, ejemplo, trabajo, sensibilidad, carisma, sentido del humor, empatía, congruencia, irreverencia y talento. Gracias a ti vamos a estar bien”.
Su hijo Fernando narró: “Se fue con absoluta tranquilidad, porque no debía nada a nadie, ni nosotros nos quedamos con nada por decir... la única preocupación fue que acompañáramos a mi mamá”.
Sofía Álvarez señaló: “Gracias por sus sonrisas, apapachos y abrazos hacia mi persona, pero sobre todo, gracias a ti, Héctor, por tu buen humor, por tu enorme esfuerzo y disciplina de todos los días; por tu inmenso amor a tus amigos, a tu profesión, a tu país, a tus hijos, nietos y a mí, pero sobre todo muchas muchas gracias por estos cuatro años extra que me regalaste”.
Sergio agregó: “Nosotros tuvimos la fortuna de no quedarnos nada y de decirle todo lo que lo amábamos y respetamos; tuvimos el tiempo para despedirnos, si es que eso se puede; mi padre también lo tuvo...Aquí estamos, padre amado, honrándote una vez más y con el reto de aventarnos un clavado a tus más viejos ejemplos”.
Lo despiden colegas
Colegas y personalidades del medio artístico, como Demián Bichir, Damián Alcázar, Evangelina Martínez y Arcelia Ramírez, acudieron a dar el último adiós al hombre “ejemplar, deportista, fiel aficionado de sus equipos, gran lector, de congruencia ideológica, un gozoso de la vida y un activista político, que participó en infinidad de mítines y marchas y denunció las injusticias”.
En el homenaje a Bonilla, hubo ¡vivas!, palabras de sus amigos, familia y a quienes tocó con su carisma, además de la presencia del Coro Madrigalista de Bellas Artes y el Mariachi del Ballet Folclórico de México que lo despidieron con canto y música.
Alejandra Frausto destacó: “Héctor, nuestro querido Héctor, cuántas veces nos hiciste romper en llanto por tomar conciencia profunda de la existencia y sus dolores, porque conociste, como pocos, la vida, la historia y los personajes que encarnaste. Héctor Bonilla fue mucho más: un líder natural, profesional intachable que pasaba de la teoría a la acción sin dudarlo; amigo solidario, generoso, preocupado siempre por el prójimo; fue un histrión inmenso y un ciudadano ejemplar... un hombre con un gran sentido del humor que nos regaló hasta en el epitafio que escribió: ‘Se acabó la función, no estén chingando. El que me vio, me vio. No queda nada’”.
Su talento, puntualizó, “merece el homenaje que le rendimos aquí en el principal recinto de las artes de México, porque su legado no acaba con su partida”.