Tras una larga y complicada jornada por la marcha, el presidente Andrés Manuel López Obrador llegó al Zócalo a las tres de la tarde a pronunciar su discurso.
La conmemoración por su cuarto año de gobierno la dedicó a quienes lucharon por la democracia y hoy ya no están. “Ofrecer este acto a los que fueron precursores y se nos adelantaron y van a seguir estando siempre con nosotros, porque son como esas personas, mujeres y hombres, que cierran los ojos, pero que deben estar velando y deben estar muy felices. Les dedicamos a ellos este acto, porque comenzamos a luchar muy temprano, es decir, desde hace muchos años la gente que inició ya no nos ha podido acompañar, pero siempre van a estar con nosotros”.
Destacó la presencia de miles de jóvenes, que estimó eran la mayoría de los asistentes. “Hay relevo generacional”.
El mandatario se refirió a los avances de su administración en términos sociales, porque si bien “no se excluye a nadie, se aplica el principio de que, por el bien de todos, primero los pobres”.
Dejó claro que en su gobierno no hay funcionarios como el ex titular de Seguridad de Felipe Calderón, Genaro García Luna, y subrayó que el líder de una nación no puede delegar la atención a la seguridad en otros, sino dedicarse cotidianamente a enfrentar la violencia.
Dijo que la paz es fruto de la justicia y como clave se brinda la atención a los jóvenes y a los sectores más vulnerables y marginados.
La seguridad, la tranquilidad y la paz “no se pueden delegar, no se le puede dejar como responsabilidad a cualquier funcionario, se tiene uno que apersonar. El que gobierna tiene que dedicarse de manera cotidiana a enfrentar este flagelo de la violencia que preocupa y afecta mucho a la gente”.
Detalló que todos los días sesiona el gabinete de seguridad, que él mismo encabeza, para recibir el reporte de la situación en el país y tomar decisiones. El ejercicio, dijo, se repite con gobernadoras y gobernadores.
No hay acuerdos con la delincuencia
Agregó que con esa estrategia “estamos reduciendo la violencia”, a lo que se agrega no permitir la corrupción ni la impunidad. “Estamos dando resultados: los delitos del fuero federal han bajado 27.3 por ciento, los homicidios 10 por ciento y el secuestro 68 por ciento”.
“Aquí no hay acuerdos con ningún cártel, ni se venden plazas ni se hace ningún acuerdo con ningún grupo de la delincuencia organizada. El que comete un delito tiene que ser castigado, la ley se aplica por parejo.”
El aplauso se generalizó entre los miles de asistentes –que esperaron, estoicos, seis horas bajo el inclemente sol de otoño– cuando señaló a que soldados y marinos son los primeros en apoyar a la población ante desastres naturales.
El Presidente agradeció a los legisladores federales y a los congresos locales que lo han hecho, la aprobación de la reforma constitucional para ampliar la presencia de las fuerzas armadas en labores de seguridad y transferir la operación de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Resaltó que en las entidades con mayor pobreza, como Guerrero, Oaxaca y Chiapas, casi todos los hogares reciben beneficios de al menos algún programa social.
De los 35 millones de familias del país “30 millones, es decir, 85 por ciento, reciben de manera directa cuando menos una pequeña porción del presupuesto público, y el restante también se beneficia con condiciones de desarrollo, menos impuestos, tarifas más bajas de electricidad y combustibles sin padecer de corrupción, influyentismo y con opciones de negocios, trabajo, justicia y paz”.
Indicó que 3 millones 732 mil niños inscritos en escuelas de educación básica reciben una beca de mil 680 pesos bimestrales y la misma cantidad para 4 millones 155 mil alumnos de nivel medio superior; 410 mil estudiantes universitarios de familias pobres tienen 2 mil 450 pesos al mes y hay 128 mil 950 becas para estudiantes de posgrado e investigadores y 10 millones 500 mil adultos mayores se benefician con una pensión de 3 mil 850 pesos bimestrales.