Guadalajara, JaL., “Una vez que miras ese dolor, ya no te puedes quitar tan fácil de ahí”, dice Paula Mónaco Felipe, un día después de enterarse de que junto a Wendy Selene Pérez, Luis Brito y Miguel Tovar, ganó el Premio Nacional de Periodismo por el reportaje “Traficantes de ADN”, apenas medio año después de obtener, también en un trabajo colaborativo con Wendy, el segundo lugar del Premio Breach/Valdez de Periodismo y Derechos Humanos.
Mónaco se refiere al hilo conductor de sus inquietudes periodísticas en los años recientes, que acumulan al menos 100 mil desaparecidos en México, con todas las implicaciones que derivan de una tragedia de tal naturaleza, aristas que se han convertido en un tema tratado desde diferentes perspectivas.
“El reportaje ‘Traficantes de ADN’ es un trabajo que creemos tiene logros muy importantes: uno es que se trata de un trabajo colaborativo, y eso muestra lo que se puede hacer desde el lado independiente, ser freelance con periodismo colaborativo de calidad. Pero además tuvo incidencia concreta en la sociedad, en los familiares. Otro logro es que salió en 17 medios al mismo tiempo, mostrando que se puede compartir y no competir por los contenidos y jalar parejo”, refiere en breve entrevista en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
El jurado determinó en su acta que el reportaje sobre fosas clandestinas y personas desaparecidas sienta “una denuncia sobre el manejo inescrupuloso de los restos óseos de miles de cuerpos” en los servicios forenses de varios estados del país.
Pero Mónaco Felipe no está en Guadalajara para hablar de su premio más reciente, sino de la inclusión de otro de sus trabajos en la cuarta entrega de las recopilaciones de crónicas que realiza la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en este caso Crónica y pospandemia.
Se trata de un texto que, de nuevo en colaboración con Wendy Selene Pérez y Miguel Tovar, titulado Los jornaleros forenses, crónica de un nuevo oficio en un país de fosas, publicado en la revista Gatopardo en 2019.
“Llevamos varios años sin poder dejar de hacer este tema (…) Tratamos de encontrar otro giro, no sólo en la forma, sino también tratando de enganchar a audiencias para reconectar con lo que vamos desconectando, para seguir vivos en este oscuro presente”, dice en uno de los salones de la FIL la noche del sábado.
La periodista independiente, escritora, productora y docente de periodismo en la UNAM, ha publicado en medios como La Jornada y The New York Times, entre otros; ha sido corresponsal de teleSUR y El Telégrafo. Es fundadora y editora de Bocado.lat, escribió el libro Ayotzinapa, horas eternas y es coautora de Let’s Talk About your Wall y Palabras como golpes, como balas.
En la presentación del libro también estuvo otro de los autores compilados, el escritor Mito Reyes, quien, al hablar de indigenismo, dijo que todo cronista debe deshacerse de prejuicios e integrarse de forma ética a la visión y cosmogonía de los pueblos autóctonos antes de intentar describirlos.
Paola Morán, en su papel de moderadora de la presentación, dijo que el libro es una compilación de relatos sobre supervivientes, luchadoras, seres bondadosos, cantantes solitarias, futbolistas sin campo de juego, “experiencias de lugares diversos y lejanos en una conversación global de temas que nos pasaron o que nos pasan a todos”.