Taipei. Las autoridades de la región occidental china de Xinjiang abrieron ayer algunos vecindarios en la capital de Urumqi, luego de que los residentes realizaron manifestaciones nocturnas extraordinarias contra el draconiano confinamiento “cero-covid” de la ciudad, que había durado más de tres meses.
Las muestras de desafío público, que continuaron anoche, fueron avivadas por la ira tras un incendio en un edificio que había matado a 10 personas, según el número oficial, ya que los trabajadores de emergencia tardaron tres horas en extinguir el fuego, un retraso que muchos atribuyeron a obstáculos causados por las medidas.
Las manifestaciones, así como la ira pública en Internet, son los recientes signos de creciente frustración con el intenso enfoque de China para controlar el covid-19. Es el único país importante del mundo que todavía está luchando contra la pandemia a través de pruebas y bloqueos masivos.
Durante el confinamiento de Xinjiang, a algunos vecinos de otras partes de la ciudad les cerraron las puertas con cadenas. Muchos en Urumqi creen que tales tácticas pueden haber impedido que los residentes escaparan del incendio del viernes.
Los funcionarios negaron las acusaciones y dijeron que no había barricadas en el edificio y que a los habitantes se les permitió salir. La policía tomó medidas drásticas y arrestó a una mujer de 24 años por difundir en Internet “información falsa” sobre el número de muertos.