En varios países, pero sobre todo en América Latina, muchos medios de comunicación participan en operativos para desinformar sobre una gran cantidad de temas, con el objetivo de desacreditar a los gobiernos progresistas, en el marco de un esquema de “golpismo moderno” que divulga mentiras de forma consciente, advirtió la periodista Inna Afinogenova.
Esos medios aseguran tener una supuesta “pluralidad informativa” e incluso una línea “de izquierda”, pero en los hechos han legitimado y justificado ataques contra las autoridades de Venezuela, Bolivia, Brasil, Colombia y México, entre otros países, expresó.
Ayer, al dictar una conferencia magistral en la UNAM, en el coloquio internacional Guerras mediáticas en América Latina: actores, intereses y alternativas, la comunicadora rusa indicó que uno de los ejemplos recientes es el llamado Ferrerasgate.
El caso, explicó, se refiere a las grabaciones que dio a conocer el medio español Crónica Libre, en las cuales el presentador Antonio García Ferreras, director del canal de televisión La Sexta, admitió haber divulgado una nota sobre Pablo Iglesias, líder del partido de izquierda Podemos, sabiendo que era falsa.
En esa conversación –en la que también participó el presidente del diario La Razón, Mauricio Casals– se escucha a García Ferreras decir que el señalamiento contra Iglesias de haber recibido más de 200 mil dólares del gobierno de Venezuela es “demasiado burdo, pero de todas maneras ‘voy con ello’ para difundirlo”.
Lula, Kirchner y Chávez
Afinogenova resaltó que este tipo de “falsedades” han sido difundidas en muchas ocasiones contra Lula da Silva, Hugo Chávez y Cristina Fernández, entre otros personajes, “para erosionarlos y subvertir gobiernos populares con mentiras, sabiendo que lo son y utilizándolas como armas. Son las claves de un golpismo moderno que en América Latina conocen muy bien”.
Enfatizó que los grandes conglomerados de medios en la región y en España pertenecen a unas cuantas familias, vinculadas a intereses en otras actividades empresariales; participan en las alianzas “neoconservadoras y anticomunistas” que llaman a frenar el avance de los gobiernos y partidos de izquierda.