El presidente López Obrador lo ha repetido hasta el cansancio, especialmente a partir de la pandémica sacudida y los efectos negativos derivados de la guerra en Ucrania: la política social de la presente administración, por medio de las pensiones y programas para el bienestar, y otras herramientas de gasto público, ha permitido que millones de mexicanos no caigan en pobreza. Sin embargo, el irracional cuan simplista coro de la derecha autóctona repite como borrego que se trata de recursos echados a la basura.
Pues bien, en esta ocasión no lo dice el mandatario mexicano, sino la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal): “una de las lecciones más claras de la pandemia es la importancia y el valor de las transferencias monetarias concebidas como derechos (…) Eso hizo una gran diferencia … Durante la pandemia, el único grupo social donde se contuvo, incluso se redujo, la pobreza de ingresos fue entre las personas adultas mayores y fue resultado, en buena medida, de la pensión universal para ellos; no son toda la solución, pero ayudan mucho” ( La Jornada, Dora Villanueva).
Además, de acuerdo con la Cepal, “la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores (mexicanos) ha sido contenida por el incremento al salario mínimo y en las remuneraciones medias de trabajadores formales”, dijo el secretario general de ese organismo, José Manuel Salazar-Xirinachs. Así, la política salarial de la presente administración, más las citadas pensiones y programas para el bienestar –punteros de la política social– han tenido el efecto deseado: contener el avance de la pobreza, que en el régimen neoliberal no dejó de avanzar, y reducir, así sea en una proporción todavía mejorable, la enorme brecha en materia de distribución del ingreso.
El presidente López Obrador lo rememoró días atrás; “me acuerdo que cuando decidí dar la pensión para los adultos mayores, cuando fui jefe de Gobierno en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), que nosotros lo iniciamos, y ofrezco también disculpas, pero salió de esta cabecita y de este corazón, no lo copiamos. ¿Saben cuál fue la declaración de Fox?, quien era el presidente: que no estaba de acuerdo, que lo que se tenía que hacer era poner a trabajar a los adultos mayores, como si ellos no hubiesen trabajado toda su vida y merecieran vivir con un poco de tranquilidad, de holgura, en el último tramo de su existencia. Pero imagínense la mentalidad de Fox, que es la de muchos, de millones, porque no son pocos. Claro, afortunadamente no son la mayoría, pero sí son millones de ciudadanos con esa mentalidad, con ese pensamiento. Pero esa fue la respuesta de Fox. Y lo siguen pensando”.
Ejemplificó con una candidata a la gubernatura de Hidalgo, “que no se aguantó y dijo que si ella ganaba, pues ese dinero se iba a utilizar para otras cosas, para hacer obras, para cualquier otra actividad. El decir que lo que se le da al pueblo… que esa es la función del Estado, el Estado tiene que cumplir una responsabilidad social y el objetivo de cualquier gobierno es buscar la felicidad del pueblo. Bueno, a eso le empezaron a llamar paternalismo, populismo, ahora abiertamente ya comunismo, lo que se le da al pueblo, y en aquel entonces no daban nada. A los banqueros, a los grandes empresarios, a esos sí se les rescataba; pero eso no era populismo, ni era paternalismo, eso era fomento, rescate. ¡Lo que hicieron con el Fobaproa!, las deudas privadas las convirtieron en deuda pública”.
Pero, lo reconozca quien lo reconozca, seguirá la gritería del irracional cuan simplista coro de borregos de la derecha autóctona.
Las rebanadas del pastel
Revela La Jornada (Georgina Saldierna y Enrique Méndez) de qué tamaño es la cuchara con la que se sirven en el muy democrático Instituto Nacional Electoral: de 2015 a 2023, “el capítulo 1000 Servicios Personales del INE ha costado 78 mil 932 millones de pesos (recursos públicos), y para el próximo año de los 20 mil 221 millones autorizados para su presupuesto, ese rubro absorberá 11 mil 178 millones, explica el proyecto de dictamen de reforma constitucional en materia electoral”. Dicho capítulo incluye siete conceptos: sueldos del personal permanente, del personal transitorio, remuneraciones adicionales y especiales, seguridad social, otras prestaciones sociales y económicas, previsiones salariales y pago de estímulos a servidores públicos”. Así es: alrededor de 9 mil millones anuales, o si se prefiere 750 millones mensuales, 25 millones diarios o un millón por hora.