En enero de 2001, Banksy se encuentra en Londres para organizar algo grande en México. La historia es narrada por varias fuentes. Tristan Manco habla de ello en su libro Stencil Graffiti de 2002; luego, en 2012, Will Simpson y Malcom McMahon publican un relato de ese viaje en el volumen Freedom through Football: The Story of the Easton Cowboys and Cowgirls (Libertad por el futbol: La historia de los Easton Cowboys and Cowgirls). Los Easton Cowboys and Cowgirls son un equipo de futbol de Easton –el barrio de Bristol en el que reside Banksy– fundado por un colectivo que promueve el deporte como forma de activismo político.
El equipo ha participado en las copas del mundo alternativas a la FIFA, además de haber creado proyectos de solidaridad internacional. En enero de 2001 van a Chiapas (por segunda vez –ya habían estado en 1999–), a los territorios en manos del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), a cuyo mando está otra legendaria figura enmascarada: el subcomandante Marcos. El proyecto en Chiapas consiste en jugar algunos partidos con equipos locales para recaudar fondos con los que financiar un proyecto hídrico en algunos pueblos desfavorecidos.
Banksy se une al equipo, con el que entrena de vez en cuando en las sesiones los jueves, colocando diversos stencils en la ciudad de San Cristóbal, decorando los muros exteriores de algunos edificios, en particular utilizando la figura de un futbolista haciendo una chilena con un pasamontaña puesto y un Kalashnikov al hombro, todo ello con una estrella roja –símbolo del EZLN– de fondo. Banksy también hará un manifiesto con el mismo tema, que luego pintará sobre tabla. En 2018 podremos volver a encontrar la pista de ese cuadro, que incluimos en la exposición temporal Banksy: Building Castles in the Sky (Banksy: Construyendo castillos en el aire), comisariada por nosotros en 2021 en la sede de Messe Basel.
El “famoso” Robin Banks
“Tenía 16 años la primera vez que crucé unas vías del ferrocarril para pintar en un muro las iniciales de mi crew, que estaba formada tan sólo por mí, después de lo cual sucedió lo increíble: absolutamente nada.
No me saltaron encima los dóbermanes, Dios no me fulminó desde el cielo y mi madre ni siquiera se dio cuenta de que había salido.
Fue esa noche cuando descubrí que se podía ser writer y salir indemne y sin castigo. También descubrí que detrás del letrero de “prohibido el paso” todo adquiere una mayor definición: la adrenalina agudiza la vista, el sonido más leve adquiere importancia, el sentido del olfato se convierte en el de un sabueso.
Muchos creen que invadir la propiedad ajena para repintarla es un crimen: la realidad es que los 30 cm³ de nuestro cerebro son violados todos los días por equipos enteros de expertos en márketing, de modo que los grafitis son una reacción completamente proporcionada contra quienes nos venden metas inalcanzables, en esta sociedad obsesionada con el estatus y el terror al fracaso.
Narración
Muchas de las asunciones que componen la descripción que se proporciona son falsas o más bien corresponden a una versión mitológica de la figura de Banksy, resultado historiográfico de una constante autonarración cuya trama ha sido hábilmente tejida durante más de 20 años de actividad.
La verdad fáctica nos dice que Banksy ha concedido decenas de entrevistas a revistas, sitios webs, radios y televisiones, en especial entre 2000 y 2009; ha publicado cinco libros en los que proporciona diversa información sobre sí mismo; algunas de las figuras más cercanas, como Tristan Manco y Steve Wright, han contado muchas cosas de él; dirigió una película sobre sí mismo llena de información, y, en especial, no es del todo cierto que nadie sepa quién es, sino que, al contrario, ha construido una relación especial con el público por la que es la propia gente la que lo protege.
Intentad dar una vuelta por Bristol y preguntad por Banksy: veréis cómo os miran con sospecha. Según Steve Wright, tal lealtad se debe al hecho de que Banksy no se ha vendido nunca, así como al hecho de que Bristol le considera un preciado valedor de la ciudad.
El 12 de julio de 2008, el Mail on Sunday (suplemento dominical del Daily Mail) publica una investigación que revela quién es el misterioso artista. El periódico acaba inundado de correos electrónicos acusándole de haber “arruinado todo”, por lo que el editor se enfrenta a una importante evidencia: los lectores no quieren saber la verdad. Parece que a la gente no le importa quién es Banksy, sino Banksy como un fenómeno de época. Al fin y al cabo, todos sabemos que El Zorro es don Diego de la Vega, pero lo que realmente nos interesa es El Zorro, no don Diego.