Durante los 54 años que ha funcionado el Hospital Central de la Cruz Roja Mexicana en la Ciudad de México ha tenido un papel relevante en la atención de emergencias y desastres. Los lesionados del movimiento estudiantil de 1968, las víctimas de la explosión de gas en San Juan Ixhuatepec en 1984 y las de los sismos de 1985 y 2017 son algunos de ellos; sin embargo, ahora enfrenta dificultades por la disminución de los donativos.
Entre 2020 y 2021 no hubo colecta debido a la pandemia de covid-19 y los ingresos fueron mínimos. Esto obligó a reorganizar los servicios y hacer algunas remodelaciones, lo que derivó en la suspensión de actividades del nosocomio desde el 1º de noviembre.
A pesar de lo anterior, el trabajo de la benemérita institución –que cuenta con 112 años de historia– no se detiene y el servicio de ambulancias para el traslado de pacientes continúa. A decir de algunos voluntarios, estas unidades son el “corazón” de la Cruz Roja Mexicana.
De manera oficial, se informó que los servicios hospitalarios se reorganizarán y se pondrá en marcha un nuevo modelo de optimización de recursos. La finalidad es recuperar la solvencia económica que se tenía antes de la pandemia, para lo que también se necesitan los donativos de la población.
Las cuotas que pagan los usuarios son simbólicas e insuficientes para cubrir los costos del servicio que reciben. Si bien en el hospital hay 16 salas de consulta externa, lo más costoso son las atenciones urgentes para personas que sufren accidentes y requieren cirugías para atender lesiones, fracturas y traumatismos.
El hospital de Polanco tenía espacio para 12 pacientes, dos camillas en el área de choque, cuatro quirófanos y 10 camas de hospitalización.
La Cruz Roja Mexicana prevé reabrir las áreas de urgencias y consulta externa el 15 de diciembre, mientras la apertura del resto de los servicios será paulatina.
Importancia de la colaboración
José Antonio Venta, coordinador de Socorros en la Ciudad de México, comentó que otras áreas sí siguen operando, como el traslado en ambulancias, que es totalmente gratuito y funciona las 24 horas del día los siete días de la semana.
Entre semana, las unidades atienden entre 60 y 80 emergencias, y los fines de semana pueden ser de 150 a 200 servicios.
Explicó que como equipo de socorros y ambulancias, están en coordinación con el Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), el Centro de Comando, Control, Cómputo y Contacto Ciudadano (C5) y el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM). Esta colaboración, que existe desde hace varios años, mejoró la eficiencia en el servicio a la población.
El CRUM recibe las llamadas de auxilio que llegan al 911 y desde ahí se organiza la atención. Si la orden llega a la Cruz Roja, se envía a la unidad más cercana al lugar de la emergencia. Una vez en el sitio, los paramédicos informan la situación y, si se requiere el traslado, el CRUM indica el hospital al que se deben dirigir en función de si el lesionado cuenta o no con algún servicio de seguridad social, así como del tipo de atención que necesita.
Venta resaltó la importancia de esta coordinación, pues llegó a pasar que varias ambulancias llegaban al mismo sitio o se trasladaba “a ciegas” a los hospitales más cercanos, pero con el riesgo de que no tuvieran disponibilidad o carecieran de los médicos y equipos necesarios para cada caso.
“Ahora vamos al hospital que tenga el servicio, que no necesariamente es el más cercano. Eso lo determina el CRUM en un esquema que durante la pandemia de covid-19 funcionó de manera eficiente”, afirmó.
Laboratorio de análisis clínico
Aunque no es del conocimiento general, la Cruz Roja Mexicana ofrece otro tipo de servicios. Desde mediados de este año, amplió el servicio de laboratorio de análisis clínico, donde las personas pueden realizarse la mayoría de los estudios que solicitan los médicos, con precios por debajo de los de proveedores privados.
Alberto Jiménez, responsable sanitario y encargado del laboratorio, explicó que 80 por ciento de los estudios se procesan ahí mismo. Entre otros, los de biometría hemática, química de 35 elementos, examen general de orina, perfiles tiroideo y hormonal, hemocultivos, ultrasonido y electrocardiograma.
El especialista resaltó que las tarifas son competitivas y mencionó el caso de un perfil tiroideo que cuesta 390 pesos. En otros laboratorios, el precio es de casi mil pesos. Dijo que en el laboratorio se practican de 20 a 25 estudios por día, si bien la capacidad del equipo de procesamiento es de 250 muestras por hora.