México ocupa el octavo lugar en el mundo con la mayor cantidad de niñas y adolescentes casadas o en unión libre, con más de un millón 420 mil menores en esa situación.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2021 se tiene registro de 43 matrimonios en los que al menos uno de los contrayentes era menor de edad. Esos casos se presentaron en 12 entidades, a pesar de que el matrimonio infantil está prohibido, señaló la bancada del PT en el Senado, y llamó a las autoridades a prevenirlos.
Geovanna Bañuelos, coordinadora de ese partido, dijo que en los pasados en los pasados cinco años se han registrado 14 mil 957 menores en matrimonio. “Desafortunadamente la realidad es que, aunque estén prohibidas las bodas con menores de edad, las cifras confirman que disminuyeron en el país, pero no son acordes con la realidad. Esto ocurre porque se han dejado de inscribir los casamientos infantiles en el Registro Civil y existen otros casos donde una menor ya vive con un adulto, pero se toma la decisión de esperar a la mayoría de edad para hacer la ceremonia”.
Durante la presentación de un punto de acuerdo ante el pleno del Senado, junto con Cora Pinedo Alonso, Martha Márquez y Joel Padilla, recomendó elaborar campañas de información que den visibilidad al problema del matrimonio infantil y expongan los graves efectos en el desarrollo y vida de los menores de edad.
Bañuelos refirió que el problema es que niñas, niños y adolescentes continúan en estado de vulnerabilidad y viviendo en un entorno de violencia hasta la mayoría de edad. Pese a que existen casos de matrimonios forzados en personas adultas, aún hay matrimonios infantiles y adolescentes. Algunas de las causas son la pobreza, la desigualdad, discriminación de género, así como los estereotipos culturales.
Advirtió que México tiene el octavo número más alto de niñas y adolescentes casadas o en unión informal antes de los 18 años y uno de cada 100 entre los de 12 y 14 años se encuentran en este tipo de relaciones.
Los matrimonios forzados “violan los derechos de las niñas, niños y adolescentes y tienen consecuencias negativas en ellos, ya que en muchas ocasiones son apartados de su familia y entorno social, los privan de su libertad y libre desarrollo de la personalidad, así como de las oportunidades de seguir estudiando y relacionarse con personas de su edad”.